Joaquín Sabina convoca a dos generaciones

Los más jóvenes corearon los temas que interpretó el cantautor en Las Ventas

Se llenó Las Ventas. Joaquín Sabina fue el encargado de colgar el cartel de "no hay entradas" en el coso madrileño, congregando a dos generaciones, 18.000 personas en total. Padres de familia que rondan los cincuenta compartían espacio en el graderío con jovencitas adolescentes que se desgañitaban al corear los temas del cantautor. Y todos siguieron a pie juntillas las consignas del oficiante. Ni siquiera hacía falta saberse las canciones.

Y es que Sabina casi no le hace falta cantar en sus conciertos. No sólo porque la gente se sabe sus letras, sino porque la organización puso anoche a...

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Se llenó Las Ventas. Joaquín Sabina fue el encargado de colgar el cartel de "no hay entradas" en el coso madrileño, congregando a dos generaciones, 18.000 personas en total. Padres de familia que rondan los cincuenta compartían espacio en el graderío con jovencitas adolescentes que se desgañitaban al corear los temas del cantautor. Y todos siguieron a pie juntillas las consignas del oficiante. Ni siquiera hacía falta saberse las canciones.

Y es que Sabina casi no le hace falta cantar en sus conciertos. No sólo porque la gente se sabe sus letras, sino porque la organización puso anoche a la venta un cuadernillo con todos los temas del repertorio. Junto a los más jóvenes, que cantaban y bailaban despreocupados, se podía ver a cuarentones, entornando los ojos en busca de un rayo de luz con el que descifrar las letras en la oscuridad de la noche."No pienso que Sabina sea ningún carroza" comentaba una joven de 18 años. "A mí y a mis amigas nos gusta, sobre todo por las letras". La considerable presencia de chicas de no más de 20 años en el concierto se puso de manifiesto en los primeros compases del espectáculo. En el transcurso del primer tema de la noche, el tono del coro que formaban los 18.000 espectadores alcanzó registros excepcionalmente agudos, con un verso que decía: "Que se coman a besos las colegialas a los artistas". No eran progres de los de mayo de 1968 los que suspiraban.

Vestido con unas mallas negras, camisa blanca y. un chaleco de colores, Sabina saltaba a escena a las 22.50 de la noche. "Cantar en Las Ventas es soñar, así que no nos despertéis" gritó a una multitud entregada de antemano. Comenzó con temas de su último disco. Con Esta noche contigo demostró que su público no necesita demasiado tiempo para aprenderse las canciones de memoria. Álvaro Urquijo, de Los Secretos, fue el primer invitado que salió a escena para interpretar Por el bulevar de los sueños rotos, una canción de amor dedicada a Chavela Vargas.

'Contamíname'

La puesta en escena fue sobria. Una tragaperras sobre el escenario y dos grandes telones con la marca de una gigante boca pintada (extraída de la portada de su disco Esta boca es mía), constituían la decoración.

La noche de música en Las Ventas arrancó con la actuación de Pedro Manuel Guerra, que salió apadrinado por Sabina. "Ya era hora de que empezaran a salir cantautores nuevos y jóvenes" fueron las palabras utilizadas por Joaquín Sabina para presentar al cantautor canario. Para entonces, la plaza estaba ya casi llena. Guerra recibió una calurosa acogida de un público que sólo le conocía en su calidad de compositor de un tema, Contamíname, popularizado por la voz de Ana Belén.

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El concierto tuvo además su vertiente benéfica. En cuatro puntos distintos del recinto, la fundación por los pueblos Indígenas de Iberoamérica (con la que Sabina colabora actualmente) recolectó material escolar para niños indígenas colombianos. Libros, carpetas, bolígrafos, estuches, calculadoras y hasta osos de peluche recogieron 25 voluntarios que reconocieron estar sorprendidos por la avalancha de bolsas y cajas que traía la gente.

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