Cartas al director

Eficacia en urgencias

Día 12 de agosto. Son las once de la mañana, aproximadamente. Me, presento acompañado por mi hija en el servicio de urgencias del hospjtal Ramón y Cajal de Madrid. Sentí unos latigazos en. el pecho que no me dejaron dormir durante la noche anterior. Como tuve un infarto hace 10 años estaba alarmado.Acto seguido me dicen que me desnude y que me ponga un pijama. A continuación expongo mi caso ante el médico de turno, el cual me formula unas preguntas concretas y perfectamente definidas. Inmediatamente me hacen un electrocardiograma, me toman la temperatura, me extraen sangre para el correspondie...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Día 12 de agosto. Son las once de la mañana, aproximadamente. Me, presento acompañado por mi hija en el servicio de urgencias del hospjtal Ramón y Cajal de Madrid. Sentí unos latigazos en. el pecho que no me dejaron dormir durante la noche anterior. Como tuve un infarto hace 10 años estaba alarmado.Acto seguido me dicen que me desnude y que me ponga un pijama. A continuación expongo mi caso ante el médico de turno, el cual me formula unas preguntas concretas y perfectamente definidas. Inmediatamente me hacen un electrocardiograma, me toman la temperatura, me extraen sangre para el correspondiente análisis y me radiografían el tórax, todo ello sin prisas y sin pausas, en un proceso que yo diría perfectamente organizado o satisfactoriamente racionalizado. Después a esperar tumbado en una cama portátil de una sala bastante grande, separado de otros enfermos, a derecha e izquierda, por sendos biombos. Pasaron algunas horas, el doctor que me atendió en un principio decidió hacerme un nuevo electrocardiograma. No se trataba de volver a empezar, era simplemente para asegurarse de que en el transcurso del tiempo en que estuve reposando no se alteró lo más mínimo el curso de mi enfermedad. Este detalle me impresionó notablemente porque, a mi modesto entender, probaba que los médicos del Ramón y Cajal trabajan concienzudamente.

El provisional diagnóstico que me dieron no fue grave, afortunadamente: dolor torácico atípico. Me recetaron un analgésico. Muchas gracias por todo a los galenos de este centro sanitario.- Armando López Carrasco.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En