Fotonoticia:

MADRID, DEVOTO Y VERBENERO

El sol tuvo tiempo de ponerse tras el hospital de las Trinitarias mientras el paso de la Virgen de la Paloma pudo enfilar la Gran Vía de San Francisco. Fieles desfilando los había a cientos. Pero nada que ver con el público que se apostaba en cualquier atalaya. Ésos eran tres o cuatro miles. Cuando la Paloma llegaba, los "vivas" arreciaban: unos para la Virgen; otros para los bomberos, que para eso son sus encomendados y le hicieron una exhibición con suelta de palomas (en la imagen); y los terceros, para el alcalde....

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El sol tuvo tiempo de ponerse tras el hospital de las Trinitarias mientras el paso de la Virgen de la Paloma pudo enfilar la Gran Vía de San Francisco. Fieles desfilando los había a cientos. Pero nada que ver con el público que se apostaba en cualquier atalaya. Ésos eran tres o cuatro miles. Cuando la Paloma llegaba, los "vivas" arreciaban: unos para la Virgen; otros para los bomberos, que para eso son sus encomendados y le hicieron una exhibición con suelta de palomas (en la imagen); y los terceros, para el alcalde.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En