Cartas al director

Plaza de Oriente

Su periódico publicó un proyecto de remodelación de la plaza de Oriente en el que se descartaban el túnel bajo la calle Bailén y los aparcamientos subterráneos. Sin duda, era una propuesta coherente que daría solución al principal problema de la plaza, el tráfico privado y los estacionamientos indiscriminados. Se pretendía hacer más habitable la zona,. creando calles peatonales y otras de velocidad reducida, ampliando las aceras y arreglando los jardines, todo muy alejado del megalómano plan del señor Oriol.Doscientos profesionales de la arquitectura, entre ellos hombres tan prestigiosos como ...

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Su periódico publicó un proyecto de remodelación de la plaza de Oriente en el que se descartaban el túnel bajo la calle Bailén y los aparcamientos subterráneos. Sin duda, era una propuesta coherente que daría solución al principal problema de la plaza, el tráfico privado y los estacionamientos indiscriminados. Se pretendía hacer más habitable la zona,. creando calles peatonales y otras de velocidad reducida, ampliando las aceras y arreglando los jardines, todo muy alejado del megalómano plan del señor Oriol.Doscientos profesionales de la arquitectura, entre ellos hombres tan prestigiosos como Rafael Moneo, Antonio Fernández Alba o Ricardo Aroca, firmaban una reforma respetuosa con los valores artísticos de la plaza, con unos jardines históricos y con una parte muy interesante del patrimonio arqueológico de Madrid.

Y, quizá lo más llamativo, pretendían romper la tendencia monotemática de nuestro gobierno municipal hacia las infraestructuras destinadas al coche (en los últimos años parece que los vehículos son los primeros ciudadanos -túneles, aparcamientos subterráneos, ampliación de carreteras, Operación Asfalto, más túneles-).

Todas estas razones no convencieron al señor Álvarez del Manzano, que parece instalado en la idea de que cuantas más obras y más grandes, mejor, pero al menos espero que los costes obren el milagro. Para un Ayuntamiento tan cicatero como éste, un presupuesto de 300 millones, frente a otro de 4.000 millones, debería haberse tenido en cuenta.

La diferencia podía haberse dedicado, pienso yo, a restaurar y mejorar las muchas casas del barrio que lo necesitan. Los madrileños lo hubieran agradecido.

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