Orusco tiene diarrea

Los vecinos buscan la causa de su gastroenteritis y acaparan limones para detener el brote

Madrid

En Orusco de Tajuña (600 habitantes) apenas quedan limones en las fruterías por culpa de don Heriberto, el médico local. El galeno no ha cesado de recetar desde el sábado limonada alcalina (un preparado de agua, bicarbonato, sacarina, sal y zumo de limón). El doctor sabe que éste es uno de los mejores remedios para cortar el brote de gastroenteritis qué afecta a una buena parte de los habitan tes del municipio.

Mariano Briceño, propietario del bar Castilla, no entendía por qué, desde el sábado, la mayoría de los clientes le pedían refrescos de limón. "Pensé que era una...

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En Orusco de Tajuña (600 habitantes) apenas quedan limones en las fruterías por culpa de don Heriberto, el médico local. El galeno no ha cesado de recetar desde el sábado limonada alcalina (un preparado de agua, bicarbonato, sacarina, sal y zumo de limón). El doctor sabe que éste es uno de los mejores remedios para cortar el brote de gastroenteritis qué afecta a una buena parte de los habitan tes del municipio.

Mariano Briceño, propietario del bar Castilla, no entendía por qué, desde el sábado, la mayoría de los clientes le pedían refrescos de limón. "Pensé que era una nueva moda. Me quedé sin existencias a las pocas horas", recuerda Briceno. Mientras tanto, la señora Pilar se sentía indispuesta. "Sufrí vómitos y diarreas, al igual que mi hija y mi esposo. El médico me recetó agua de suero y limonada con sal, azúcar y bicarbonato", comenta. El alcalde, Alfonso Rivas, del PSOE, asegura que parte de los afectados no acudieron al médico. "Pero esto es un pueblo y en seguida los ecos con fáciles remedios recorrieron todos las casas: Era necesario comprar limones para salvarse de las diarreas". Saturnina Moreno, jubilada, no ha sufrido los efectos del brote. "Pero ya me he comprado medio kilo de limones. Hay que estar preparada", argumenta. Su vecina, Librada Martínez, no fue tan previsora y tuvo que acudir a la abarrotada farmacia local. Elvira Romero, la boticaria, no daba abasto vendiendo remedios farmacológicos. "Acudió tanta gente que me quedé sin fármacos", recuerda. La licenciada, que confía plenamente en estos remedios, guarda también una bolsa de limones en su casa. "Por si acaso", añade,

En Orusco, si el ansia de cítricos une a los vecinos, la causa que ha provocado las diarreas y vómitos dividen a la población. El regidor se resiste a creer que el posible mal estado del agua pueda ser la causa. "Los análisis indican que el nivel de cloración es correcto", señalaba. El técnico de Hidrabasa, entidad encargada de la cloración, asentía con la cabeza. Sin embargo, Asunción Gómez no está de acuerdo. "Yo hace tiempo que no bebo agua del pueblo porque en una ocasión metí unos pececitos de colores en una pecera rellena con agua del grifo y se hincharon rápidamente. A las pocas horas se murieron. Desde entonces, voy a buscar el agua a una fuente de las afueras. Los vómitos no me han afectado".

La Dirección General de Prevención de la Salud piensa de otra forma. Según este organismo, "las primeras muestras señalan que los niveles de cloración son bajos".

En Orusco de Tajuña el agua que llega a las viviendas procede de un manantial situado a las afueras del pueblo y que vierte en unos depósitos. Allí es depurada mediante un sistema automático de cloración. El agua es analizada semanalmente y los resultados son enviados a los laboratorios de la Comunidad.

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"Todas las dudas se acabarían si el agua del Canal de Isabel II ya estuviera en los hogares. Nos prometieron la acometida para 1995 y aún esperamos. Por eso, en Orusco seguimos acaparando limones. Yo en mi casa tengo un quilo y medio", bromea el alcalde.

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