Crítica:

Guiñoles descarados

El cantante Ismael presenta una exposicion de marionetas, en Sevilla la Nueva

Ismael, de 53 años, el otrora cantautor que en su momento presentó un programa de televisión, ahora vive sobre todo de la exposición de colecciones: trajes regionales, instrumentos musicales, botijos pintados por firmas como la de Dalí y marionetas como la que hasta el próximo martes se puede visitar en la Casa de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla la Nueva (1.600 habitantes), su residencia desde hace diez años. No está lejos, sin embargo, la faceta de trovador de este cantante. Los éxitos de los setenta, Dónde vas carpintero, Cuestión de piel o Déjame todavía se escucharon hace una s...

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Ismael, de 53 años, el otrora cantautor que en su momento presentó un programa de televisión, ahora vive sobre todo de la exposición de colecciones: trajes regionales, instrumentos musicales, botijos pintados por firmas como la de Dalí y marionetas como la que hasta el próximo martes se puede visitar en la Casa de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla la Nueva (1.600 habitantes), su residencia desde hace diez años. No está lejos, sin embargo, la faceta de trovador de este cantante. Los éxitos de los setenta, Dónde vas carpintero, Cuestión de piel o Déjame todavía se escucharon hace una semana en El Escorial.

Títeres de todas clases -de México, Rusia, la India, China Italia- que piensa exponer por toda España: de guante, de hilos varillas de dedo, sombras chinescas, para manipuladores ataviados en negro, inapreciable en el escenario. En látex, gomaespuma y pasta de papel, barro cocido piel de búfalo, madera tallada o madera de balsa. Todas compra das por casualidades de la vida.

En la exposición hay un poco de todo: una muñeca de Catania que le trajo un bailarín italiano del ballet de Maurice Béjart; una seductora princesa cautiva junto a un brujo de un artesano que trabaja hasta el último fleco de la indumentaria; unas figuras de la isla de Java cuyas sombras se proyectan sobre un pantalla de algodón blanco y que durante toda la noche se representan hasta hacer brotar el espíritu de los dioses; el guiñol de toda la vida, o bululú, en su expresión más hispana, como teatro ambulante manejado por una sola persona; un teatro de sombras realizado por el propio Ismael en plástico, que representa el romance medieval del conde Olinos; un guerrero sarraceno, o una muñeca rusa a la que su dueño gusta apodar la Lola Flores.

"La España de la República apoyó este arte, cosa que ahora no se hace. José Luis Moreno o Mari Carmen son sólo la punta de un iceberg. En Austria se están haciendo óperas de Mozart con marionetas mientras nuestra tradición queda en los anales de Falla -con su Retablo de maese Pedro-, Lorca -con su Doña Rosita la soltera- Valle-Inclán o Cervantes",' explica Ismael.

El cantante reivindica el encanto del doble juego de los guiñoles: "Ellos dicen lo que a cara descubierta no se atreve el manipulador. Y por eso fue el entretenimiento de los reyes, y el del populacho que quería huir de los corsés religiosos, porque, al fin y al cabo, su origen está en la religión, a la que siguen vinculados en países asiáticos, y, sin ir más lejos, nuestro Cristo de la Vega también se articula".

En su finca de Sevilla la Nueva, Ismael tiene sitio para todos sus recuerdos. Un chalé destinado a vivienda y otros dos a biblioteca y taller, donde restaura de todo. Los diez años de exilio voluntario en París le hacen exiliarse ahora de todo cuanto suene a divos. Y está haciendo lo que verdaderamente le gusta, huyendo del mundillo de focos y las obligaciones de las casas discográficas. Sus amigos son más coleccionistas que faranduleros.

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Exposición de marionetas. Casa de Cultura. Plaza de Sevilla, número 2. Sevilla la Nueva. De siete de la tarde a diez de la noche. Entrada libre.

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