La delgadez de una ex presa y los 'discretos' policías

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Vestía un pantalón vaquero y un polo blanco con estampados de flores. Más delgada y demacrada que cuando entró en la cárcel hace un mes, Blanca Rodríguez Porto abandonó el centro penitenciario con el ceño fruncido.A su, lado caminaban su hermano, José Luis, y su abogado, Luis María Gerez. Después, su gesto adusto se volvió más alegre ante el emjambre de periodistas que aguardaban su excarcelación desde horas antes, bajo un sol ardiente.

Un grupo de hombres observaba la escena a cierta distancia. Aunque ellos querían pasar desaparecibidos, su aspecto no dejaba lugar a dudas: el pequeño bolso de mano que portaban, donde se adivinaba un bulto en forma de revólver, denotaba que se trataba de policías camuflados. Ellos y algunos compañeros volverán a ser, con toda seguridad, la sombra que Blanca Rodríguez Porto sentirá permanentemente a sus espaldas.

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La esposa del ex director de la Guardia Civil aguantó estoicamente el acoso de los periodistas. "Yo ya he cumplido; ahora cumplan ustedes", pidió después, sin recatarse en expresar su deseo de no ser sometida a cerco.

"Voy a descansar mucho y a olvidarme de todas las cosas desagradables", dijo antes de subir a un coche que se perdió en la planicie.

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