Tribuna:MUNDIAL 94

Virtud y fortuna

La dolorosa derrota de nuestra selección frente a Italia, con la sangrante estampa de Luis Enrique víctima de un codazo criminal, pareció inspirada en la épica de los perdedores filmada por Sam Peckinpah. Los jugadores españoles lucharon bravámente -polvo, sudor y Hierro- frente a la squadra azzurra, inspirada por el espíritu de cálculo y por el deseo de ahorrar esfuerzos. El gol de la victoria marcado por Roberto Baggio cuando faltaban pocos minutos para que terminase el encuentro fue el mejor ejemplo de la concepción del fútbol italiana: jugadores geniales como el crack de la J...

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La dolorosa derrota de nuestra selección frente a Italia, con la sangrante estampa de Luis Enrique víctima de un codazo criminal, pareció inspirada en la épica de los perdedores filmada por Sam Peckinpah. Los jugadores españoles lucharon bravámente -polvo, sudor y Hierro- frente a la squadra azzurra, inspirada por el espíritu de cálculo y por el deseo de ahorrar esfuerzos. El gol de la victoria marcado por Roberto Baggio cuando faltaban pocos minutos para que terminase el encuentro fue el mejor ejemplo de la concepción del fútbol italiana: jugadores geniales como el crack de la Juve se justifican precisamente por su capacidad excepcional para resolver un partido. El fallo de Julio Salinas, por el contrario, mostró el buen fundamento de las razones que asistían a Cruyff para mantenerlo como reserva en el Barça.Antes del encuentro, Clemente se había jactado de que la victoria de la selección española hubiese sido también su victoria personal, que Manolo el del Bombo y José María García el del Trombón hubiesen coreado entonces con entusiasmo. Aunque cabe sostener ahora que la derrota del sábado fue igualmente su derrota, la simetría no es del todo acertada: el partido contra Italia no lo perdieron tanto los jugadores españoles, que se vaciaron en el terreno con una admirable entrega, como el propio seleccionador, obstinado en sus experimentos tácticos de rebótica a costa de la continuidad y el talento. Así como algunos directores de escena se han adueñado del teatro a costa de los dramaturgos y de los autores, entrenadores como Clemente tratan de usurpar a los jugadores su condición de protagonistas de los encuentros. Con Michel -posiblemente nuestro jugador más inteligente- de comentarista forzoso de televisión, el banquillo también albergó el sábado a Guardiola y a Guerrero: ¿hubiera alineado Clemente a Roberto Baggio o a Stoichkov frente a Italia de haber sido españoles?Clemente achaca a la suerte la victoria italiana. Sin embargo, un florentino ilustre, estudiado por el anterior jefe de la Casa del Rey, refutó hace siglos la opinión "de que las cosas del mundo están gobernadas por la fortuna, hasta tal punto que los hombres, a pesar de toda su prudencia, no pueden. corregir su rumbo ni oponerles remedio alguno". Maquiavelo mantenía, por el contrario, que muchas acciones despreciadas como fruto de la buena suerte -digamos, el gol de Roberto Baggio- no eran deudoras de la fortuna, sino de la oportunidad: "Sin esa oportunidad, la virtud de su ánimo se habría perdido; y sin dicha virtud, la oportunidad habría venido en vano". Tal vez fuese bueno para el fútbol español que Clemente leyese alguna vez El Príncipe.

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