La caída de Adén marca el final de la guerra de secesión de Yemen

Adén, el último bastión suryemení, cayó ayer en manos de las tropas del Norte tras dos meses de sangrienta guerra civil en un país unificado en 1990. Las fuerzas sudistas se rindieron en la mañana de ayer tras encarnizados combates, mientras su líder, Alí Salem al Baid, el ex vicepresidente que se rebeló contra la hegemonía del Norte, se refugiaba con varios de sus colaboradores en el vecino sultanato de Omán tras huir de Mukalá, la segunda ciudad del Sur. El Ejército del presidente Alí Abulá Salé controla ya todos los barrios de Adén.

Los periodistas que visitaron Adén ayer por la tard...

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Adén, el último bastión suryemení, cayó ayer en manos de las tropas del Norte tras dos meses de sangrienta guerra civil en un país unificado en 1990. Las fuerzas sudistas se rindieron en la mañana de ayer tras encarnizados combates, mientras su líder, Alí Salem al Baid, el ex vicepresidente que se rebeló contra la hegemonía del Norte, se refugiaba con varios de sus colaboradores en el vecino sultanato de Omán tras huir de Mukalá, la segunda ciudad del Sur. El Ejército del presidente Alí Abulá Salé controla ya todos los barrios de Adén.

Los periodistas que visitaron Adén ayer por la tarde pudieron constatar que la calma había vuelto a la ciudad y que no quedaban focos de resistencia. El final de la guerra supone un enorme alivio para el medio millón de personas, entre residentes y refugiados, que han estado sometidas a cuatro duras semanas de asedio, con graves carencias de agua y alimentos. Sin embargo, la ocupación de Adén estuvo precedida de violentos combates en las calles, pillajes entre bandos rivales y choques de blindados en las inmediaciones del aeropuerto.Tras la toma de la terminal aérea y de los suburbios del norte de la capital suryemení, los tres últimos barrios controlados por los sudistas -Crater, Tawahí y Maalla- fueron capturados a primera hora de la tarde de ayer por las tropas de Saná, apenas dos días después de la rendición de la segunda ciudad de Yemen del Sur, el estratégico puerto petrolero de Mukalá, situado a 700 kilómetros hacia el este de Adén y donde se había refugiado Alí Salem al Baid casi desde el inicio de las hostilidades.

Fuentes diplomáticas árabes de la región del Golfo aseguran que Al Baid, líder del Partido Socialita Yemení, huyó de Mukalá -previsiblemente con destino a Arabia Saudí- antes de la caída de la ciudad, en tanto que su ministro del Petróleo, Salé Abú Bakar Ben Huseinun, murió el pasado lunes durante los combates que se desarrollaron en dicha ciudad.

Muchos de los dirigentes de la autoproclamada República Democrática de Yemen, entre ellos el vicepresidente, Abderramán Jiffri, abandonaron Adén por vía marítima durante la noche del miércoles, poco antes de la entrada de las tropas nordistas en la capital. Al menos otros cuatro ministros sudistas, así como numerosos mandos militares, que habían conseguido escapar de Mukalá, se han exilado también en el sultanato de Omán.

Reagrupar fuerzas

Algunos dirigentes suryemeníes han anunciado que planean reagrupar sus fuerzas para proseguir la lucha contra el Norte. "La guerra no ha terminado", proclamó ayer en Arabia Saudí el viceprimer ministro, Mosen Farid, quien, a pesar de haber perdido el contacto con Al Baid, creía que el líder sudista aún se encontraba en Yemen del Sur.

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Las Naciones Unidas habían lanzado anteayer un llamamiento a varios países, entre ellos Francia, para que acogieran a los dirigentes sudistas de Adén y les salvaran de una previsible carnicería.

El Gobierno nordista de Saná volvió a ofrecer anoche una amplia amnistía a los combatientes del Sur. Sin embargo, el perdón de las autoridades del Norte excluye a una lista negra de 16 líderes sudistas, con Al Baid a la cabeza, a quienes Saná califica de "traidores" y que quiere someter a juicio si se les encuentra en territorio yemení.

Una misión pacificadora de la Liga Árabe salió ayer de El Cairo con destino a Adén para negociar un alto el fuego entre los combatientes. Pero los partes de guerra indicaban que ya era demasiado tarde para hablar de treguas en Yemen.

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