2.000 taxistas atascaron el centro en su primera gran manifestación a pie

Los taxistas se bajaron del coche para manifestarse y atascaron el centro. Dos mil personas, según la Policía Nacional, y 8.000, según los organizadores, recorrieron la calle de Atochapara reivindicar masivamente 5 por primera vez a pie (en 1978 hubo una protesta similar que sólo reunió a 300 personas) sus derechos. Los taxistas piden medidas contra el intrusismo y una reducción de los impuestos que pagan.

Los ingresos de este colectivo se han reducido entre un 30% y un 50% en los dos últimos años. Ahora, según dicen, trabajan 12 horas diarias. Los manifestantes pidieron ayer a la Admi...

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Los taxistas se bajaron del coche para manifestarse y atascaron el centro. Dos mil personas, según la Policía Nacional, y 8.000, según los organizadores, recorrieron la calle de Atochapara reivindicar masivamente 5 por primera vez a pie (en 1978 hubo una protesta similar que sólo reunió a 300 personas) sus derechos. Los taxistas piden medidas contra el intrusismo y una reducción de los impuestos que pagan.

Los ingresos de este colectivo se han reducido entre un 30% y un 50% en los dos últimos años. Ahora, según dicen, trabajan 12 horas diarias. Los manifestantes pidieron ayer a la Administración soluciones a su crisis. Sus bestias negras son: el instrusismo en la profesión -cuantifican en 12.000 millones al año el dinero que les restan del negocio-, los impuestos -en especial el que les resta un 35% de la venta de la licencia cuando se jubilan- y la ampliación del área metropolitana.En Madrid existen 15.500 licencias de taxis y 80.000 permisos municipales para conducir autotaxi, de las que unas 30.000 están fuera de funcionamiento. Cada año se transfieren en Madrid 900 licencias de taxis, cuyo precio en el mercado es de 8,5 millones.

La manifestación la convocó la Federación Profesional del Taxi, con 4.500 afiliados. El concejal de Circulación, José Antonio García Alarilla, dijo ayer que no se "explica este tipo de manifestaciones".

"Ahora nos echan y antes nos daban trabajo"

"Trabajo de taxista porque no hay más cojones; si no, de qué come mi familia". Luis M. completa su sueldo -"que se entere el ministro que no me llega"- desde hace casi cuatro años con dos o tres días de taxista a la semana, con lo que se saca entre 30.000 y 45.000 pesetas al mes, descontado el 60% de la recaudación que le da al dueño. "Antes, los dueños de taxis nos venían a buscar a las oficinas de Moratalaz para que trabajáramos el coche, y ahora, que hay poco trabajo, nos quieren quitar de en inedio". A Luis, de 36 años, casado y con dos hijos, le parece bien que los taxistas profesionales se manifiesten por sus derechos. "Pero otros son unos jetas que se han estado aprovechando de nosostros".

"Sin nosotros, no habría taxis por la noche"

Ya ha cumplido los 30 años, está casado y tiene dos hijos. Es policía municipal y conduce como taxista una media de 200 horas al mes para sumar 100.000 pesetas a su sueldo de funcionario local (175.000 pesetas). La otra mitad de la recaudación se la da al dueño del taxi, quien se ahorra cotizar por él a la Seguridad Social. "Tengo que pagar una casa y mantener un nivel social para mis hijos; yo lo hago por mis hijos". "Sin gente como yo no habría taxis por las noches". Efectivamente, trabaja por las tardes y las noches. Le han atracado dos veces y no puede denunciarlo porque él no es el titular. Estaría dispuesto a cotizar como taxista si, después, pudiera cobrar la jubilación y sumarla a la de funcionario.

"No es aceptable, le quito tiempo a mi familia"

Antonio es el nombre que ha elegido un policía nacional para ocultar su identidad. Con 35 años, tiene dos oficios que alterna: el de agente y el de taxista, un par de días cada cinco. "Que qué me parece? No es una vida aceptable; lo lógico es que con mi sueldo (135.000 pesetas netas) pudiese pagarme mi piso y un jersey para alguno de mis hijos de vez en cuando..."; Antonio, policía desde hace 14 años, se metió a taxista hace nueve, cuando se compró la casa. Para pagar el crédito y mantener a su esposa y a sus dos hijos es lo único, dice, que puede hacer. "Y que conste que todo ello repercute en mi familia, yo le resto tiempo a ellos; cuando estoy en casa, estoy descansando y muy rara vez salgo", comenta.

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