Tribuna:MUNDIAL 94

Grecia recibió el salario del miedo

El partido duró dos minutos. Grecia destinó dos meses para estudiar cómo anular el talento argentino y decidió que lo mejor era la persecución policial por todo el campo. Dispuso para cada uno una marca personal y estructuró el orden del equipo y la mentalidad de cada uno de sus jugadores para el heroismo de soportar un continuo ataque argentino. Renunció desde el vestuario al balón y al triunfo. Lo suyo era el empate. A los dos minutos ganaba Argentina 1-0 y todo había terminado para los griegos. Con el balón. Argentina no se preocupó por la elaboración. Sólo Redondo cuan...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El partido duró dos minutos. Grecia destinó dos meses para estudiar cómo anular el talento argentino y decidió que lo mejor era la persecución policial por todo el campo. Dispuso para cada uno una marca personal y estructuró el orden del equipo y la mentalidad de cada uno de sus jugadores para el heroismo de soportar un continuo ataque argentino. Renunció desde el vestuario al balón y al triunfo. Lo suyo era el empate. A los dos minutos ganaba Argentina 1-0 y todo había terminado para los griegos. Con el balón. Argentina no se preocupó por la elaboración. Sólo Redondo cuando pudo, hizo la pausa para tratar de encontrar el momento y el espacio oportunos. El resto fue vértigo. Tampoco hubo maniobras inteligentes para arrastrar las marcas personales. En realidad, en el primer tiempo, le bastó con la presencia y aprovechó el miedo griego. Con el partido resuelto hubo más toque aunque con mayor intención de hacer pasar el tiempo que de gestar jugadas. Grecia había abandonado la idea de tener la pelota en el vestuario.

Sin el balón. Lo de Grecia es posible que sea récord mundial. Nunca vi tantas marcas personales en un equipo de fútbol y al mismo tiempo tan vulnerable. Argentina tuvo muy poco que hacer defensivamente, frente a un equipo que había renunciado al ataque hace dos meses.

Maradona. Un gol prodigioso después de una espléndida pared con Redondo, y algunas cosas de su interminable repertorio para que no olvidemos que fue uno de los cuatro grandes.

Redondo. Mostró una cualidad suya que no todos conocen: la recuperación. Sería interesante saber cuántos balones recuperó, es decir, se lo quitó a un adversario para dárselo a un compañero.

Batistuta. En el primer gol hizo todo al revés. Lo convirtió con la fe. En el segundo mostró la capacidad goleadora que lo caracteriza. Y, en el tercero, cumplió con el penalti. Por su trayectoria, ya reclamo un lugar entre los mejores definidores.

El miedo. Dice Jorge Luis Borges: "el coraje siempre es mejor".

Archivado En