Tres falsos encuestadores retienen a una anciana y a su nieto en su casa media hora para robar

Urko y su abuela se sintieron protagonistas de un reality show. El sábado, tres hombres armados, que se hicieron pasar por falsos encuestadores, entraron en su casa y lesmaniataron. El secuestro duró media hora y, en ese tiempo, la abuela, de 89 años, y el nieto, de 14, vivieron escenas de película mientras los asaltantes registraban todo en busca de joyas y dinero. "Cuando tenía enfrente a los ladrones pensé que estaba viendo una historia fantástica", asegura Urko. Una vecina avisó a la policía y los agentes llegaron a tiempo para liberarles y detener a los ladrones.

Pasadas las 17.30,...

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Urko y su abuela se sintieron protagonistas de un reality show. El sábado, tres hombres armados, que se hicieron pasar por falsos encuestadores, entraron en su casa y lesmaniataron. El secuestro duró media hora y, en ese tiempo, la abuela, de 89 años, y el nieto, de 14, vivieron escenas de película mientras los asaltantes registraban todo en busca de joyas y dinero. "Cuando tenía enfrente a los ladrones pensé que estaba viendo una historia fantástica", asegura Urko. Una vecina avisó a la policía y los agentes llegaron a tiempo para liberarles y detener a los ladrones.

Pasadas las 17.30, Urko daba los últimos toques a su indumentaria. Era sábado y el adolescente se preparaba para asistir al cumpleaños de un amigo. Con él sólo se encontraba en ese momento su abuela, una enjuta anciana de 89 años que ha perdido mucha vista por culpa de las cataratas y que está prácticamente sorda. Sus padres y su hermano mayor se encontraban fuera del domicilio, situado en la calle de Centenera en el barrio de Ventas. Cuando sonó el timbre Urko se acercó a la puerta y observó, a través de la mirilla, a una mujer joven. "¿Que desea?", preguntó el adolescente. "Vengo a hacer una encuesta", contestó la falsa encuestadora.Urko se confió y abrió la puerta. En ese momento un hombre enmascarado, que se encontraba escondido, se abalanzó sobre el muchacho. El atracador le puso una pistola en la cara y le arrastró hacia el interior al tiempo que entraban en la casa la mujer y otro hombre.

. La escena fue presenciada, a través de la mirilla, por la vecina de enfrente. La testigo contó lo sucedido a un vecino y decidió llamar al 091.

"Al principio me puse nervioso, no creía lo que pasaba. Les dije que no tocaran a mi abuela porque era mayor y estaba ciega. Ellos me decían que les dijera rápidamente dónde estaba el dinero y las joyas". Para evitar que su abuela se pusiera nerviosa, Urko se acercó a la anciana y le comentó que los intrusos eran albañiles que venían a ver las obras de reforma que se están realizando en la casa. Uno de los ladrones se llevó a Urko a su habitación y le ató con los cordones de sus zapatillas deportivas.

La mujer se quedó vigilando al adolescente: "En todo momento me decía que estuviese tranquilo, que no me iba a pasar nada". Mientras tanto los dos ladrones comenzaron el registro minucioso de la casa. Al no encontrar nada en los cajones se dedicaron a rajar paredes, romper muebles y arrancar baldosas del cuarto de baño en busca de cajas fuertes que ocultaran objetos de valor o dinero.

A los siete minutos sonó el teléfono. La joven desató a Urko para que atendiera la llamada. "En el camino me recomendaron que dijera cualquier cosa, pero cuando descolgué no contestó nadie". Al instante llamaron al telefonillo de la calle. Eran los amigos del muchacho que venían a buscarle para la fiesta del cumpleaños. Urko les dijo que tardaría un poco en bajar.

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Una visita inesperada

A los pocos minutos sonó otra vez el timbre de la casa. La policía se extrañó al comprobar que alguien miraba por la mirilla pero no abría la puerta. "Cuando abrí la puerta y los ví", dice Urko, "no sabía qué hacer. Me quede otra vez lívido. Les dije me encontraba con unos amigos, pensando que si les denunciaba le harían algo a la abuela", recuerda Urko. Los agentes insistieron en que salieran los amigos. Urko se echó a llorar. En ese momento, la anciana se acercó a la puerta y los policías entraron. Uno de los asaltantes se enfrentó a los agentes y fue reducido por la policía.

En la vivienda, la policía encontró un pulverizador de gas, un cuchillo y un revólver simulado. Moisés J. P,. de 36 años, posee dos antecedentes por robo y disfrutaba de un permiso en Carbanchel. José H. C., de 41 años, había sido detenido por tráfico de drogas y atracos. La mujer, Leandra V. V., de 25 años, carecía de antecedentes.

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