Jóvenes artistas compiten por 50.000 pesetas y una pared

Fuenlabrada celebra su tercer certamen de grafitos en una tapia de la avenida de Cantabria

En Fuenlabrada, las paredes gritan: "Sensual", "Sentimiento", "Latido", "Soy dulce". Son algunas de las enormes palabras que brotan de las fachadas decoradas con aerosol y pintura. Para que los vaporizadores no- contaminen se utilizan sin su gas habitual, para no poner en peligro la capa de ozono. Los autores de los escritos son los populares grafiteros que combinan en sus inmensas obras textos e imágenes en un sutil relieve. Una mezcla explosiva de color y fantasía, que ellos consideran arte. "Somos los nuevos picasos", comentan.Durante los últimos seis días estos artistas del pulveriz...

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En Fuenlabrada, las paredes gritan: "Sensual", "Sentimiento", "Latido", "Soy dulce". Son algunas de las enormes palabras que brotan de las fachadas decoradas con aerosol y pintura. Para que los vaporizadores no- contaminen se utilizan sin su gas habitual, para no poner en peligro la capa de ozono. Los autores de los escritos son los populares grafiteros que combinan en sus inmensas obras textos e imágenes en un sutil relieve. Una mezcla explosiva de color y fantasía, que ellos consideran arte. "Somos los nuevos picasos", comentan.Durante los últimos seis días estos artistas del pulverizador han dibujado 18 pintadas en las fachadas de la avenida de Cantabria de Fuenlabrada. Cada equipo de dos personas lucha por conseguir un premio de 50.000 pesetas en material de pintura y una pared de regalo para dibujar sus grafitos.

El concurso comenzó el pasado lunes. Los inscritos han pagado 500 pesetas y a cambio reciben IS botes de aerosol y una pared de tres metros de alto por cinco de ancho. Los paticipantes consideran un premio el regalo de los aerosoles. "Un vaporizador cuesta de 600 a 2.000 pesetas, y aquí ya nos dan un montón por dos duros", comenta Nersi, un chico de 16 años con la mitad de la cabellera rapada y camisa chillona.

Uno de los problemas principales son los chorretones: "¡Gilipollas, que se te corre la pintura y jodes la letra!", chillaba un joven a su compañero, El Moe, un chaval alto y moreno. "Pintar es una manera de pasártelo bien y demostrar tu capacidad artística", agrega El Moe, que dibuja sobre la pared la palabra sensual. Los creadores de grafitos aseguran que sus principales fuentes de inspiración son el sexo, el amor y la libertad. Cuando alguien les critica por ensuciar las paredes se enfadan. "Si fuera mierda nadie se pararía a verlas", contesta un pintor.

El jurado, que hoy elegirá al mejor grafito está integrado por José María Ibáñez, un vecino de Móstoles conocido con el sobrenombre de Max, y por Ángel Arranza, un profesor de Bellas Artes.

Según Max, uno de los mejores autores de pintadas de Madrid, para calificar una de estas obras hay que tener en cuenta "el colorido, la originalidad, el mensaje, y sobre todo que la pintada dé la impresión de relieve y de que sale hacia fuera".

Los organizadores del certamen de pintadas son el Ayuntamiento de Fuenlabrada, el grupo Germinal e Intress, empresa del Instituto de Trabajo Social.

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