Reliquias de la casa del fuego

Museo de Bomberos le Madrid reconstruye la historia del cuerpo a base de retazos

Aunque fue inaugurado oficialmente el domingo pasado, el Museo de Bomberos lleva meses funcionando, pero sólo lo visitaban escolares. Fruto del esfuerzo quijotesco y sin subvención del bombero Francisco García Herguedas, de 42 años, aspira -en el sótano del parque de Vallecas que lo alberga- a retratar la historia del cuerpo. Y lo hace con montones de objetos que, de no haber sido rescatados por Herguedas, languidecerían en sórdidos almacenes o habrían sido vendidos como material de desecho.Entre lo expuesto destaca la docena de coches de bomberos de todas las épocas. Uno de ellos se arranca c...

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Aunque fue inaugurado oficialmente el domingo pasado, el Museo de Bomberos lleva meses funcionando, pero sólo lo visitaban escolares. Fruto del esfuerzo quijotesco y sin subvención del bombero Francisco García Herguedas, de 42 años, aspira -en el sótano del parque de Vallecas que lo alberga- a retratar la historia del cuerpo. Y lo hace con montones de objetos que, de no haber sido rescatados por Herguedas, languidecerían en sórdidos almacenes o habrían sido vendidos como material de desecho.Entre lo expuesto destaca la docena de coches de bomberos de todas las épocas. Uno de ellos se arranca con manivela, y en vez de sirena lleva una campanita. Es una Genoveva de 1912, una tartana como las de las películas de El Gordo y El Flaco. A su vera se yergue un descangallado camión cisterna. Y cómo va a estar, si inició su andadura acompañando al mariscal británico Montgomery en su campaña de África contra Rommel, en la Segunda Guerra Mundial, para reencarnarse en 1949 como vehículo del cuerpo de Madrid. Detrás suyo descansa un coche generador -lo mismo alumbra un inmueble que inyecta aire o extrae humo de su interior- de 1934, al que los tres cuidadores del recinto llaman "el de Los intocables de Elliot Ness", porque parece salido del Chicago de la ley seca.

Pero no sólo de coches vive el museo. Entre otras cosas pueden contemplarse una corneta con la que se daban las órdenes de ataque al fuego hasta hace unos cincuenta años, cuando se introdujeron megáfonos y centralitas; una cucaña por la que se deslizaban los bomberos en los antiguos parques; bombas de brazal (se activaban a base de brazos); antiguos extintores de polvo seco, y decenas de racores (piezas metálicas que sirve para unir tubos de mangueras) modelo Barcelona, inventados en España y exportados al mundo entero. No faltan uniformes, cascos, hachas, trajes de amianto y fotografías.

"Todo se conserva en perfecto estado", asegura García Herguedas. "Los coches funcionan, incluso los que son del año de Matusalén. Uno de ellos, un modelo Dennis de 1949 que estuvo en servicio hasta los años setenta sale desde hace tres años en la cabalgata de Reyes de Madrid".Herguedas ha tenido que rescatar de la basura muchos de los objetos exhibidos, desde que, hace unos dos años, le "picaron" algunos compañeros para que pusiera en marcha el museo. Rebuscando entre las pertenencias del cuerpo y acudiendo a coleccionistas particulares, ha montado el tinglado "a fuerza de corazón".

Dada la variedad de proveedores, las anécdotas son muchas. "Los dos caballos maniquíes que tiran de un carro escalera de 1898, por ejemplo, los vi en una exposición vaquera de unos almacenes", recuerda. "Estuve un año dándoles la lata para que me los prestaran, y al final lo conseguí, a cambio de poner un banderín de su empresa en el carromato".

La cabeza de Herguedas bulle con montones de proyectos para el museo. "Esto es sólo el principio", afirma vehementemente.Museo de Bomberos. Avenida de Pío Felipe, s/n (también hay entrada por la calle de Boada, s/n). De lunes a sábados, de 10.00 a 14.00. Entrada gratuita.

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