Nichos convertidos en arte

El artista Manuel Ludeña, en busca del significado de las formas

De que el arte no transita siempre por los mismos trillados caminos da buena muestra la obra de Manuel Ludeña, madrileño de 28 años. En la galería Ángel Romero y durante todo el mes de mayo, Ludeña expone Instalaciones de piezas de hormigón prefabricado para el depósito de restos. En esta exposición, imponentes bloques de hormigón de 130 kilogramos de peso cada uno se apilan en el centro de una nave vacía. Nichos de cementerio que han perdido su función, en el momento de ser observados fuera de su contexto. El responsable de su instalación explica: "Mi trabajo trata de analizar form...

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De que el arte no transita siempre por los mismos trillados caminos da buena muestra la obra de Manuel Ludeña, madrileño de 28 años. En la galería Ángel Romero y durante todo el mes de mayo, Ludeña expone Instalaciones de piezas de hormigón prefabricado para el depósito de restos. En esta exposición, imponentes bloques de hormigón de 130 kilogramos de peso cada uno se apilan en el centro de una nave vacía. Nichos de cementerio que han perdido su función, en el momento de ser observados fuera de su contexto. El responsable de su instalación explica: "Mi trabajo trata de analizar formas cotidianas para desvelar, en la medida de lo posible, sus contenidos semánticos y políticos. Mi propuesta gira en torno al concepto de proyecto. El proyecto es la previsión, la fabricación o prefabricación del futuro, no quedando así más que el cumplimiento de lo dictado por él mismo. Suelo trabajar con estructuras provisionales, con la estética de lo perpetuamente provisional. Las piezas de hormigón las obtiene el autor mediante la gestión con empresas de construcción y a cambio de publicidad y un reportaje fotográfico. Ludeña, que ya ha tenido oportunidad de mostrar varias instalaciones de carácter laboral y urbano en Madrid, La Gomera, Hamburgo y Roma, afirma, acerca de su última obra: "Me interesa la forma de estas piezas para nichos porque han sido prefabricadas con unas medidas muy especiales: las de la muerte, que es el futuro por excelencia. Lo que ocurre es que, cuando las vemos en un cementerio, no reparamos en su forma".En su particular análisis de las formas, Manuel Ludeña encuentra una poderosa carga política: "La trato de hacer visible. Por ejemplo, el botón de una televisión está ahí y tiene esa forma para que alguien lo pulse, en una especie de decisión personal".

"Una de las instalaciones", señaló Ludeña", que hice, Proyecto para construcción de una estructura metálica provisional de andamio prefabricado, fue sobre suelo recalificado por el Ayuntamiento (la Administración, el poder ... ). Uno de esos solares de los que expulsan a los chabolistas. Eso otorga una fuerte carga política".

Ludeña, que procede de familia de escultores y compagina su obra artística con este trabajo, dice: "MI inclinación por los temas laborales radica en que la dualidad arte-vida o arte-juego no me parece vigente en la sociedad actual. Creo que es ingenuo pensar que arte y juego son la misma cosa o que tienen los mismos procesos. Como pensaba el teórico español del arte Simón Marchán Fiz, eso no será posible hasta que no se supere la barrera del trabajo. La vida, hoy por hoy, es trabajo. Un dietario que hay que llenar día a día".

A Ludeña le interesa la arquitectura y la comprensión del significado que encierran sus formas a medio hacer. "Por ejemplo, las torres KIO. Son el monumento de esta ciudad que mejor definen la situación política del mundo. Son unas torres absolutamente violentas y más porque están a medio hacer. Enormes diagonales metálicas, negras y rojas, que simbolizan el poder de nuestro tiempo y ese progreso hacia el que se nos obliga a ir y que, de hecho, no existe, es una mentira".

Instalaciones de piezas de hormigón prefabricado para el depósito de restos, de Manuel Ludeña, en la galería Ángel Romero (C/ San Pedro, 5).

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