Tribuna:

Nixon

En paz descanse Richard Nixon, precoz ayudante del verdugo McCarthy y, ya presidente, verdugo por su cuenta en los bombardeos masivos con napalm sobre Vietnam y en la "solución final", dirigida con ayuda de Kissinger, para exterminar a la izquierda latinoamericana en Chile y Uruguay; póstumamente, en Argentina, cuando, ya dimisionario por el caso Watergate, otros continuaron aplicando la limpieza étnica dirigida por torturadores de la CIA que asesoraban a los torturadores locales. Con este impresionante currículo de ángel ex terminador sorprende que algunos comentaristas se refieran a N...

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En paz descanse Richard Nixon, precoz ayudante del verdugo McCarthy y, ya presidente, verdugo por su cuenta en los bombardeos masivos con napalm sobre Vietnam y en la "solución final", dirigida con ayuda de Kissinger, para exterminar a la izquierda latinoamericana en Chile y Uruguay; póstumamente, en Argentina, cuando, ya dimisionario por el caso Watergate, otros continuaron aplicando la limpieza étnica dirigida por torturadores de la CIA que asesoraban a los torturadores locales. Con este impresionante currículo de ángel ex terminador sorprende que algunos comentaristas se refieran a Nixon como un político de paz (en Vietnam no firmó la paz, sino la derrota) y que propició la apertura al Este, sobre todo hacia China, donde Nixon buscaba aliados objetivos contra la URSS y un futuro mercado. Los chinos comunistas supieron corresponder, y cuando Pinochet, teledirigido por Nixon y Kissinger, dio el golpe de Estado, la Embajada china en Santiago fue una de las más "neutrales". Considerado como uno de los políticos más falsos, embusteros, marrulleros, rastreros de toda la historia de Estados Unidos, no comprendo las operaciones de maquillaje dedicadas a cadáver tan poco exquisito. Los más empeñados en el maquillaje son. comentaristas o políticos que quieren disculpar al antiamericano radical de su juventud. No hay que angustiarse tanto. Casi nadie recuerda aquel radicalismo, y sería vano empeño el ir pidiendo disculpas a los deudos de los asesinos por haber sido excesivamente duros con los asesinos. Tuviéramos 20 o 30 radicales años cuando Nixon actuaba de matarife, eso no le disculpa a él ni nos culpa a nosotros por haber percibido el exacto hedor de aquel avalador de generalísimos, generales, coroneles y embajadores con licencia para exterminar.

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