Cartas al director

Por la caridad entró la peste

Siento poner al escrito este nombre, sobre todo por respeto a mi abuela materna, que se llamaba Caridad y le molestaba mucho oírlo. Pero creo que, si tiene fa cultad de leerlo, es que lo ha visto, y a estas horas estará carcajeándose a mandíbula batiente haciendo dúo conmigo. La caída de la tarde ha sido tan fría que me ha sobrecogido más que otras veces ver esa mano extendida, perteneciente a un cuerpo enjuto, del que emergía una muy delgada cara. Estará helada, he pensado. Estará helado, he seguido. Y mi mano, calentita en el bolsillo, ha empezado a buscar algún dinero. No sé qué rayo fatal ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Siento poner al escrito este nombre, sobre todo por respeto a mi abuela materna, que se llamaba Caridad y le molestaba mucho oírlo. Pero creo que, si tiene fa cultad de leerlo, es que lo ha visto, y a estas horas estará carcajeándose a mandíbula batiente haciendo dúo conmigo. La caída de la tarde ha sido tan fría que me ha sobrecogido más que otras veces ver esa mano extendida, perteneciente a un cuerpo enjuto, del que emergía una muy delgada cara. Estará helada, he pensado. Estará helado, he seguido. Y mi mano, calentita en el bolsillo, ha empezado a buscar algún dinero. No sé qué rayo fatal ha arrancado la carpeta de plástico insertada bajo mi axila, haciéndola salir disparada y caer de plano sobre una boñiga (no sé si de humano, de perro o de gato -mire usted, no me ha apetecido investigarlo-). ¡Cielos! Me he sobresaltado, ¡el préstamo que me han hecho para documentarme! He sacado el contenido como he podido, procurando, y consiguiendo, salir incólume, murmurando, dada la inmovilidad del mendigo: lo que me temía, está hecho un témpano, un carámbano, se ha quedado paralizado. He tirado la funda, irrecuperable, a una papelera, y he abrazado, intacto, el contenido. Riéndome, he depositado una moneda en la incitadora mientras oía una voz, como de ultratumba: "Ya, ya lo he visto, señora" -bueno, ya es algo-, y he continuado camino reflexionando: aquí, pisar una catalina de siempre ha traído suerte. Como lo que la ha pisado ha sido una publicación del Ministerio de Cultura relativa a la propiedad intelectual, alborozada he exclamado para mis adentros: augurio fetén. La cultura, que se solidariza con los madrileños y está rebrotando.-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En