Solo un 16% del pueblo de Guatemala acude a votar la reforma constitucional

El Gobierno del presidente Ramiro de León Carpio obtuvo un devaluado triunfo en el referéndum del domingo en Guatemala, en una consulta marcada por un abstencionismo que superó, según cifras oficiales, el 84% del censo electoral. El 68% de los votos. emitidos fue, para el sí, y el 13%, para el no.

Las cifras oficiales dan un triunfo al sí a las reformas constitucionales con el 68% de los votos válidos emitidos, pero que sólo alcanzan el 16% censo electoral, configurado por 3,4 millones de guatemaltecos aptos para votar.La ausencia de votantes fue tan patente que dirigentes sindicales y ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Gobierno del presidente Ramiro de León Carpio obtuvo un devaluado triunfo en el referéndum del domingo en Guatemala, en una consulta marcada por un abstencionismo que superó, según cifras oficiales, el 84% del censo electoral. El 68% de los votos. emitidos fue, para el sí, y el 13%, para el no.

Las cifras oficiales dan un triunfo al sí a las reformas constitucionales con el 68% de los votos válidos emitidos, pero que sólo alcanzan el 16% censo electoral, configurado por 3,4 millones de guatemaltecos aptos para votar.La ausencia de votantes fue tan patente que dirigentes sindicales y de izquierda pidieron la renuncia del presidente y del poder judicial, además de la disolución del Parlamento, para que se nombre un Gobierno provisional de "salvación nacional" y se convoquen elecciones generales. Sin embargo, De León se mostró satisfecho por el triunfo del sí, pese a la elevadísima abstención.

"El sí ganó y lo que importa en política son los resultados", declaró el presidente, antes de agregar que su Gobierno "sale favorecido".

El absentismo en las urnas se interpreta como un rechazo absoluto del pueblo de Guatemala a la manipulación que del proceso democratizador han hecho los partidos y a las componendas entre el Ejecutivo y la cúpula del desprestigiado sector político del país.

Así, a 12 años de iniciado, este proceso parece estar agotado y demanda un esfuerzo gigantesco para evitar una involución.

El Tribunal Supremo Electoral deberá ahora convocar, en un plazo no menor a los cinco meses, elecciones para un nuevo Congreso.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En