Aguantar pase lo que pase

Tanto en el Partido Popular como en Izquierda Unida se ha empezado a extender la idea de que el presidente del Gobierno, Felipe González, disolverá las Cortes el próximo otoño ante una situación supuestamente caótica por la falta de apoyos parlamentarios, el aumento del paro y después del fracaso electoral que auguran para el PSOE en las elecciones europeas y autonómicas de Andalucía del próximo mes de junio. González se ha dado por enterado de estas previsiones y no ha dudado en negarlo con insistente rotundidad.No habrá elecciones anticipadas aunque se cumpla el pronóstico de fracaso elector...

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Tanto en el Partido Popular como en Izquierda Unida se ha empezado a extender la idea de que el presidente del Gobierno, Felipe González, disolverá las Cortes el próximo otoño ante una situación supuestamente caótica por la falta de apoyos parlamentarios, el aumento del paro y después del fracaso electoral que auguran para el PSOE en las elecciones europeas y autonómicas de Andalucía del próximo mes de junio. González se ha dado por enterado de estas previsiones y no ha dudado en negarlo con insistente rotundidad.No habrá elecciones anticipadas aunque se cumpla el pronóstico de fracaso electoral en junio, asegura González. En el Gobierno ya ha sido objeto de análisis la desfavorable situación que rodea a los actuales gobernantes europeos sean del signo ideológico que sean. Los laboristas británicos en la oposición suben en la estimación de voto frente al conservador John Major y lo mismo al canciller alemán Helmut Kohl.

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Los gobiernos europeos van a perder las elecciones, se dice en el Gabinete español con el argumento de que una ola de pesimismo recorre el continente que se traducirá en un voto de castigo a los responsables políticos. Con esta tesis de mal de muchos los socialistas querrán pasar el mal trago de junio a la espera de la recuperación económica. Son conscientes, sin embargo, de que aunque en esas fechas la oposición del PP arreciará, el partido de José María Aznar se reserva para después de las elecciones autonómicas y municipales de 1995. Será entonces, si se cumplen los objetivos del PP de ganar en la mayoría de los ayuntamientos, cuando Aznar pida el adelanto electoral.

En el PP los sentimientos son contradictorios respecto a cuándo sería el momento oportuno para dar el salto al poder. Si hubiera elecciones en octubre próximo, los populares estarían preparados. No obstante, la difícil situación económica les atemoriza y en parte preferirían llegar al poder pasado el 94, por si fuera verdad que viene la recuperación.

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