El agua de los embalses ha alcanzado un nivel suficiente, ara afrontar otro año de sequía

Al fantasma de la sequía se le ha mojado la sábana y se ha marchado a un clima más seco, como mínimo durante un año. Aun con las previsiones más agoreras -que se repitieran las precipitaciones del año más seco del siglo (1992, con sólo 285 hectómetros cúbicos)-, las reservas serían suficientes para abastecer de agua a la región durante 20 meses. La mentalización de los madrileños a la hora de cerrar el grifo y un último trimestre del año pasado por agua han elevado el nivel de agua de los embalses al 66,3%..., y las pérdidas del Canal de Isabel II, a 1.000 millones de pesetas.

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Al fantasma de la sequía se le ha mojado la sábana y se ha marchado a un clima más seco, como mínimo durante un año. Aun con las previsiones más agoreras -que se repitieran las precipitaciones del año más seco del siglo (1992, con sólo 285 hectómetros cúbicos)-, las reservas serían suficientes para abastecer de agua a la región durante 20 meses. La mentalización de los madrileños a la hora de cerrar el grifo y un último trimestre del año pasado por agua han elevado el nivel de agua de los embalses al 66,3%..., y las pérdidas del Canal de Isabel II, a 1.000 millones de pesetas.

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La situación es bien diferente a la del 1 de enero del año pasado. Entonces Madrid tenía la cantimplora casi vacía, con unos exiguos 372,9 hectómetros cúbicos. Las abundantes lluvias de los últimos tres meses rompieron la tendencia, y del bienio más seco del siglo se ha pasado a una situación mucho más optimista: los 626,59 hectómetros cúbicos de agua que actual mente atesoran los embalses de la Comunidad suponen un 66,3% de la capacidad máxima de estas infraestructuras, más de 11 puntos por encima de la media del siglo. Sin embargo, los responsables de la gestión no quieren lanzar las campanas al vuelo, pues saben que un par de años malos pueden dar al traste con las mejores expectativas. "Es una situación optimista, pero en absoluto excepcional", afirma Roque Gistau, director genrente del Canal.

Pero este estado de bonanza no sólo tiene su origen en el agua caída del cielo. Los madrileños, que han variado sus hábitos de consumo y han empezado a dejar de derrochar agua ("que no escatimar", que diría un ecologista), han vertido 113 hectómetros cúbicos extras a los pantanos. De los 589 hectómetros cúbicos de 1991 se ha pasado a los 476 de 1993. Un 20% de ahorro, según datos facilitados por el Canal, que se ha mantenido incluso después de que se diese oficialmente por terminada la sequía.

Situación que alegra a todos, o por lo menos a casi todos. Porque los gestores del agua se tienen que mantener en un difícil equilibrio: "Gastar lo menos posible, pero que las tarifas cubran los gastos que ocasionan las infraestructuras y el mantenimiento", en palabras de Gistau. Y si en 1991, un año normal, el Canal obtuvo unos beneficios de 400 millones de pesetas, las pérdidas se dispararon en los dos años siguientes, 400 millones en 1992 y 1.000 millones en 1993.

Por eso, aunque el Canal mantiene las campañas de mentalización para 30.000 escolares que se efectúan en todos los colegios, las campañas se centrarán este año en las situaciones más críticas.

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El Canal tiene previstas nuevas infraestructuras (el trasvase Picadas-Valmayor, que pronto entrará en servicio, y los futuros embalses de Matallana y de Pozo de Ramos, ambos paralizados de momento) porque cuentan con unas previsiones de demanda para el 2005 entre 750 y 800 hectómetros cúbicos.

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