CRISIS EN LOS PARTIDOS

La gestión del alcalde frena el avance del PP

La dirección regional, elegida hace tres meses, prepara la renovación de cargos en los distritos de la capital

J. M. ROMERO / J. CASQUEIRO, "Hicimos una lista para ganar en el Ayuntamiento de Madrid, no para gobernar". La frase, de un significado dirigente del PP, resume el actual momento político que atraviesa el partido conservador en el municipio más importante de España.

La incontestable victoria del PP en las pasadas elecciones municipales -obtuvo 30 de los 57 concejales de Madrid- llenó de esperanzas a los dirigentes nacionales del partido. Los ideólogos populares querían convertir la capital en el modelo de gestión del PP para acceder al Gobierno nacional. Pero sus expectativas se han vis...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

J. M. ROMERO / J. CASQUEIRO, "Hicimos una lista para ganar en el Ayuntamiento de Madrid, no para gobernar". La frase, de un significado dirigente del PP, resume el actual momento político que atraviesa el partido conservador en el municipio más importante de España.

La incontestable victoria del PP en las pasadas elecciones municipales -obtuvo 30 de los 57 concejales de Madrid- llenó de esperanzas a los dirigentes nacionales del partido. Los ideólogos populares querían convertir la capital en el modelo de gestión del PP para acceder al Gobierno nacional. Pero sus expectativas se han visto frustradas. Los responsables nacionales resaltan públicamente la "gran labor" que está desarrollando el alcalde José María Álvarez del Manzano. Pero en privado se muestran profundamente descontentos. Además, los continuos enfrentamientos entre concejales y la división en el Gobierno municipal llenan de goteras el buque insignia del PP.

No tenemos más problemas. Todo va perfecto, nuestras expectativas de voto crecen todos los días y la Comunidad de Madrid será nuestra cuando consigamos mayoría absoluta en las elecciones de mayo de 1995", explica un diputado autonómico. El propio Alvarez del Manzano está convencido de que la última encuesta publicada por EL PAÍS, en la que el PP superaba por primera vez al PSOE, demuestra que el partido, en Madrid, tiene una salud de hierro.

Sin embargo, la renovación ordenada por José María Aznar para limpiar de fachas los distritos y pueblos de la región se está encontrando con algunos obstáculos. "Si en Centro Ángel Matanzo se presenta a las elecciones de la nueva junta directiva, tendremos que proponer a Antonio Beteta [actual presidente del partido en este distrito] que vuelva a encabezar la candidatura oficial", señala un miembro de la ejecutiva regional.

Elecciones en distritos

Hace tres meses, Aznar consiguió sin grandes problemas situar a un hombre de su total confianza, el arquitecto Pío García Escudero, al frente del partido en Madrid y mover de su sillón a Luis Eduardo Cortés, que llevaba siete años controlando este feudo. El mandato de Aznar a García Escudero fue claro y tajante: "Hay que emprender en Madrid la segunda renovación".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La misión encargada a García Escudero, sin embargo, se ha tropezado con múltiples problemas. La vieja guardia del PP, los dirigentes que iniciaron su aventura política hace muchos años en la extinta Alianza Popular, se aferra a sus cargos en distritos y pueblos. En las elecciones para renovar cargos directivos en los distritos de la capital, la vieja guardia quiere desempeñar un papel destacado.

"Haremos los cambios sin prisas, pero sin pausa. No queremos una renovación traumática", afirma un dirigente popular.

Aznar impone, en este sentido, la consigna de "paciencia, prudencia y perseverancia". Los ediles más díscolos y recalcitrantes de la vieja guardia, y no sólo los polémicos Venancio Mota y Manuel Martínez Blanco de las últimas fechas, tienen claro que no repetirán en el cargo. Ha habido filtraciones, con nombres y apellidos, de esa lista negra.

Ese mal ejemplo del PP en el Ayuntamiento de Madrid supone un lastre para las aspiraciones de Alberto Ruiz Gallardón en la Comunidad. El senador madrileño, además, también se ha fijado techo. Tras superar en cada cita electoral su porcentaje de votos, admite que tiene hasta las elecciones autonómicas de 1995 para desbancar a Leguina de la presidencia de la Comunidad. Si no lo consigue, se marchará. Si abandona la política regional, su marcha ocasionará temblores entre los líderes nacionales del partido -él ya es portavoz en el Senado, pero esconde mayores ambiciones- y abrirá un frente hasta ahora cerrado por su sucesión.

Archivado En