Reportaje:

Una ciudad en nacimiento

El Ayuntamiento guarda en las cajas de los dioramas las figuras del belén

Algunos caben en la mano, otros son cuadros a los que dan vida jóvenes actores. Cientos de belenes siembran la capital, ya sea en tiendas, hospitales, sedes de instituciones y hasta en jardines. Cualquier lugar vale, hasta el portal de una casa de vecinos. La tradición por los belenes ha vuelto a la capital, siempre en pugna con el culto al árbol, una costumbre de otras latitudes.

Los 1.400 artesanos de la Asociación de Belenistas de Madrid trabajan todo el año para poner un toque de imaginación a los nacimientos que se exhiben en Madrid. "No tenemos nada en contra del árbol, pero e...

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Algunos caben en la mano, otros son cuadros a los que dan vida jóvenes actores. Cientos de belenes siembran la capital, ya sea en tiendas, hospitales, sedes de instituciones y hasta en jardines. Cualquier lugar vale, hasta el portal de una casa de vecinos. La tradición por los belenes ha vuelto a la capital, siempre en pugna con el culto al árbol, una costumbre de otras latitudes.

Los 1.400 artesanos de la Asociación de Belenistas de Madrid trabajan todo el año para poner un toque de imaginación a los nacimientos que se exhiben en Madrid. "No tenemos nada en contra del árbol, pero el belén es el belén", dice Esteban Maseda, que trabaja esta artesanía desde hace más de treinta años.

Urnas para una escena

La moda del diorama se ha impuesto este año entre los belenes municipales. Estas cajas, originarias de Cataluña, guardan las escenas del nacimiento dentro de un cajón hacia cuyo interior se mira sólo de frente, a través de una embocadura. Con la ayuda de efectos de luces, juegos de espejos y otras triquiñuelas, se recrea la escena del nacimiento."El diorama es más artístico que el belén. Tiene una sola perspectiva de visión y, por tanto, hay que cuidar las distancias para que las figuras no se monten", dice el hermano Jaime Rodríguez, de 70 años, que desde hace 30 años engalana en estas fechas la iglesia del Perpetuo Socorro.

Diez belenes, 11 dioramas y 17 figuras navideñas componen la exposición El belén popular, que la Asociación de Belenistas de Madrid exhibe en el Museo Municipal. Preside la muestra el nacimiento más grande, de ocho metros de largo por cinco de ancho, construido con musgo, corcho, arena, y con un circuito de agua y molinos en movimiento.

A los lados, un belén provenzal y otro de escoria con figuras de indumentaria mallorquina. A continuación, uno de cacharrería con figuras murcianas y otro tradicional del Tirol con figuras de pasta, componen una parte de la muestra.

Los dioramas del Museo Municipal están realizados en corcho blanco y escayola y presentan escenas del ciclo navideño, desde la anunciación de la Virgen María hasta el taller de carpintería de Nazaret. Todo dentro de una caja del tamaño de una lavadora portátil.

Incluso el tradicional belén de la plaza Mayor también ha sido sustituido este año por tres dioramas, cuyas dimensiones son de 2,50 por 2 metros cada uno y con un fondo común de 12 por 3 metros. Cientos de madrileños guardan cola cada día para ver los tres escaparates que representan la Anunciación a la Virgen, el Nacimiento y la Anunciación a los Pastores.

"Abuela, ¿por qué le han puesto cristales al belén?", preguntaba un chaval, sorprendido de que las figuras no estuvieran al descubierto. "Es para que no pasen frío los pobres", respondía la abuela.

En el Patio de Cristales del Ayuntamiento se ha instalado también un diorama, ambientado en las típicas corralas madileñas. La Virgen lleva mantón y pañuelo en la cabeza y a sus pies, a pesar ser diciembre, hay un botijo. A la vuelta del Ayuntamiento, en la plaza del Rollo, la Asociación ha instalado un belén popular con un surtidor.

La Cámara de Comercio también exhibe un diorama, que reproduce el Nacimiento del Niño ambientado en la madrileña Posada del Peine. En vez de Virgen hay una manola. San José es un chulapo y el único que no se disfraza es el Niño Jesús. La Cámara de Comercio ha cedido, como en anteriores años, los belenes de los últimos 10 años a diversos establecimientos madrileños.

En el nacimiento de la Puerta de Alcalá no hay buey ni mula y los Reyes Magos van sin camello. La asociación de belenistas ha instalado aquí figuras de poco más de un metro de alto que se ven calle Alcalá arriba, calle Alcalá abajo.

El centenario

Otro de los belenes más populares de Madrid, que el año pasado visitó medio millón de personas, es el que montan los religiosos del Asilo de San Rafael desde hace 100 años. Las figuras situadas en primer plano miden 40 centímetros, las del fondo son más pequeñas porque así se consigue un efecto de profundidad, la iluminación combina el día y la noche, mientras que el agua fluye por un manantial.En el Centro de Cultura Puerta de Toledo se exponen 10 nacimientos realizados por niños de cuatro a 14 años con terrones de azúcar, plastilina, papel, tela.

También Defensa ha montado su belén de enormes figuras en el jardín del Cuartel General del Ejército. "Cuando tenemos guardias se agradece, porque te entretienes mirándolo", dice un soldado.

En la montaña artificial del parque del Retiro, un belén viviente es representado por jóvenes actores. Todas las mañanas, a las doce y media, se repite el auto de Navidad.

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