Tribuna:

Tren, ¡ya!

Objetivo fundamental al que deben tender quienes ejercen la tarea de la gestión pública es, sin duda, la cobertura de las necesidades más perentorias de los ciudadanos, compaginando para ello muchas variables, como la optimización de los recursos disponibles, el fin social, etcétera. Por tanto, cuanto más básica sea esa necesidad, más urgente debe ser la actuación de los poderes públicos. Cabe la duda posterior a este razonamiento, en el supuesto de existir varias demandas a las que atender, de cuáles deberían ser las primeras en satisfacerse sin crear agravios entre los solicitantes. La soluc...

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Objetivo fundamental al que deben tender quienes ejercen la tarea de la gestión pública es, sin duda, la cobertura de las necesidades más perentorias de los ciudadanos, compaginando para ello muchas variables, como la optimización de los recursos disponibles, el fin social, etcétera. Por tanto, cuanto más básica sea esa necesidad, más urgente debe ser la actuación de los poderes públicos. Cabe la duda posterior a este razonamiento, en el supuesto de existir varias demandas a las que atender, de cuáles deberían ser las primeras en satisfacerse sin crear agravios entre los solicitantes. La solución lógica pasaría, en una primera fase, por ofertar a los ciudadanos todos los servicios considerados esenciales. Llevándolo a un ejemplo: si la decisión para solucionar la hambruna está entre que degusten más y mejores manjares los que ya comen, para que así queden suficientes sobras para los necesitados, o, por el contrario, dar a todos un abundante plato único, la respuesta, a mi juicio, desde un punto de vista progresista y solidario, estaría clara.Desgraciadamente, este estrambótico ejemplo es una dolorosa realidad para la población del noroeste de Madrid, que a finales de milenio alcanzará la cifra de 250.000 habitantes. Me refiero, y entramos así en el núcleo de mi argumentación, a la necesidad de que la red de ferrocarriles de cercanías llegue a San Sebastián de los Reyes y Alcobendas (con el consiguiente beneficio para otras muchas pequeñas poblaciones cetcanas).

La historia parece estar de nuestro lado; desde 1979, representantes de partidos, sindicatos, asociaciones, de cualquier color o ideología, han considerado "imprescindible" que un ramal ferroviario se extendiera hasta estas dos pujantes ciudades del área metropolitana de Madrid.

El Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes ha mantenido siempre viva esta reivindicación, sabedor de que el futuro desarrollo de la zona pasaba por romper el estrangulamiento que para el tráfico de bienes y personas supone el eje único de la N-l. El tiempo nos ha acabado dando la razón. Hoy, pese a remodelaciones y variantes, los atascos son el desayuno de muchos de nuestros vecinos, y una huelga o una obra puede dejar aislado a un núcleo de población cercano a los 180.000 habitantes.

El denominado plan Felipe reabrió las esperanzas de esta corporación municipal. Parecía que finalmente se haría realidad una demanda tanto tiempo esperada y que se consideraba clave para nuestro desarrollo futuro. Se habló de proyectos y calendarios, de inversiones y esperanzas ... ; todo aquello quedó frustrado por tristes acontecimientos, ajenos a nosotros, que devolvieron el proyecto del tren al cajón de las promesas olvidadas.

No obstante, esta alcaldía, en los últimos meses, ha remitido diversas misivas al presidente de la Comunidad, al ministro de Transportes y a la Presidencia del Gobierno. Estos esfuerzos han permitido que la CAM apoye de forma decidida nuestra reivindicación y que así lo manifieste en sus peticiones de nuevas infraestructuras al Gobierno central.

Entonces, se preguntará el lector, ¿dónde radica la dificultad para ejecutar un proyecto que casi todos estiman imprescindible? Precisamente en quienes parecen considerarlo un lujo injustificable: los responsables del Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente.

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Tan sólo un erróneo asesoramiento justificaría tan serio descalabro, que, para colmo, nos niega el tren con todo tipo de motivos peregrinos: no ser rentable económicamente, no ser una necesidad esencial para los vecinos de la zona, etcétera.

Lo más sangrante para nosotros es que se nos relegue a un eterno segundo plano porque existen otras infraestructuras ferroviarias de dudosa mayor necesidad. "Esperen ustedes", se nos dice, "y aprovéchense de las inversiones de otros", o "tengan la seguridad de que cuando vengan tiempos de bonanza podremos atender sus demandas" (como ven, en el ministerio optan por el aumento de las viandas a los bien nutridos, para así generar más huesos que roer por los desharrapados).

Contemplamos atónitos cómo se habla de la "urgente necesidad" de una tercera vía férrea a X para ahorrar unos minutos de trayecto, o de adquirir nuevas unidades de transporte con todo lujo de detalles para la línea Z. Estamos seguros de que también son muy necesarias esas mejoras, pero aquí, simplemente, nos olvidan.,

¿Cómo vamos a exigir al ciudadano que paga con muchos esfuerzos sus impuestos que sea solidario y que utilice los transportes públicos, cuando se nos obliga a usar el coche y a soportar enormes atascos en una carretera que es nuestra única vía de comunicación con la capital?

¿Cómo puede negarse a un importante núcleo de población el uso de un servicio tan esencial como el tren de cercanías, cuando todos sabemos que sus costes de instalación y mantenimiento serían rápidamente amortizados por los beneficios y mejoras que supondrían para nuestros ciudadanos y empresas?

¿Será finalmente cierto que nuestros municipios estarán rodeados de los mejores aeropuertos, surcados por los más avanzados trenes de alta velocidad, y, sin embargo, condenados al atasco perpetuo de una carretera única e insuficiente?

Porque nos negamos a ello es por lo que hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos, partidos políticos, sindicatos y asociaciones de toda índole para que juntos podamos hacer que nuestra voz se oiga por encima del atasco diario de la N-I y el ministerio deje de una vez de considerarnos ciudadanos de segunda. Nos jugamos nuestro futuro.

José Luis Blanco Velasco del PSOE, es alcalde de San Sebastián de los Reyes.

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