Los médicos injertan los antebrazos al ex campeón motociclista Pérez Rubio

El motorista está en la UCI con el síndrome de aplastamiento a causa de sus heridas

Las manos de Andrés Pérez Rubio volvieron ayer a su sitio. Un equipo de expertos cirujanos injertó los dos antebrazos que este ex campeón motociclista había perdido, amputados, en el accidente que sufrió el domingo por la mañana en la autovía de Burgos (véase El País Madrid de ayer). Andrés Pérez Rubio, de 47 años, fue campeón de España de 500cc en 1982 y 1985, y ganó las Doce Horas del Jarama en 1981.A las 9.30 del domingo, se dirigía a impartir clases de pilotaje en el circuito madrileño cuando la moto se le bloqueó, salió por los aires y sufrió la amputación traumática al introducírs...

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Las manos de Andrés Pérez Rubio volvieron ayer a su sitio. Un equipo de expertos cirujanos injertó los dos antebrazos que este ex campeón motociclista había perdido, amputados, en el accidente que sufrió el domingo por la mañana en la autovía de Burgos (véase El País Madrid de ayer). Andrés Pérez Rubio, de 47 años, fue campeón de España de 500cc en 1982 y 1985, y ganó las Doce Horas del Jarama en 1981.A las 9.30 del domingo, se dirigía a impartir clases de pilotaje en el circuito madrileño cuando la moto se le bloqueó, salió por los aires y sufrió la amputación traumática al introducírsele, posiblemente, las manos en el espacio intermedio del pretil de la carretera que separa los dos sentidos. Su peso y la inercia de la caída actuaron como palanca.

La mano derecha y el antebrazo izquierdo, a la altura del codo, quedaron seccionados. El deportista, que ayer se negaba a hablar sobre el accidente, sólo ha manifestado a sus familiares que "un fallo de la moto produjo la caída". Pérez Rubio circulaba con una Yamaha 750 por el kilómetro 20 de la N-I, dirección Burgos.

Los servicios de la Cruz Roja le trasladaron urgentemente en un helicóptero de la Guardia Civil al hospital La Paz, cuyos facultativos recomendaron su ingreso en la clínica Asepeyo, de Coslada (80.000 habitantes, al noreste de la capital), adonde fue conducido en ambulancia.

A las 12.30, los médicos de Asepeyo comenzaron la operación de microcirugía. Durante 18 horas el equipo de la Unidad de Cirugía de la Mano del hospital llevó a cabo 20 empalmes de venas, dos de arterias, seis de nervios y la unión de los huesos rotos. En los dos brazos operaban, simultáneamente cuatro cirujanos -dos especialistas en cada lado-, dos anestesistas y un equipo quirúrgico completo de enfermeros y especialistas en laboratorio. Igualmente, hubo que movilizar a varios hospitales para lograr la sangre, poco común, que precisaba el herido: cero negativo.

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Los cirujanos esperarán un mes para cantar victoria

VIENE DE LA PÁGINA 1Andrés Pérez Rubio se encuentra fuera de peligro en la Unidad de Cuidados Intensivos de la clínica Asepeyo de Coslada. Sufre actualmente el llamado "síndrome de aplastamiento", que ocurre cuando los tejidos sufren golpes graves. Este conjunto de síntomas fue descubierto tras los bombardeos aliados sobre Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Los músculos de las personas atrapadas entre los escombros de las edificaciones desprendían toxinas que dañaban sus cuerpos mutilados. Además, el organismo responde a los golpes o las mutilaciones con una súbita contracción de los vasos sanguíneos en todo el cuerpo, lo que agrava aún más el estado de salud del herido.

Según los médicos que atienden al motorista, los músculos seccionados en el accidente están comenzando a desprenderlas. "Esto hace, que al producirse el implante, los riñones y el hígado del paciente tengan que trabajar mucho más. Si su metabolismo no fuera lo suficientemente fuerte, le llevaría incluso a la diálisis" El organismo tiene que hacer un esfuerzo metabólico para eliminar una toxinas a las que no está acostumbrado. Dentro de un mes, los médicos podrán cantar victoria es este respecto.

Los médicos que le intervinieron consideran que el paciente se recupera bien de la operación. Afirman que está fuera de peligro, "aunque, hasta dentro de 30 o 40 días, no podrá hablarse de éxito rotundo".

Un campeón prudente

Andrés Pérez Rubio ha sido campeón de España en 500 centímetros cúbicos en los años 1982 y 1985. Actualmente es director de la Escuela de Motociclismo del Circuito del Jarama y manager del equipo de SBK de la Guardia Civil.

Uno de sus amigos comentó ayer: "Andrés, además de un motorista expertísimo, es superprudente. Aunque en circuito es muy rápido, siempre aconseja a sus amigos y clientes que tengan la moto en las mejores condiciones y que en carretera circulen con prudencia. Él siempre viaja muy bien equipado y lleva la moto perfectamente puesta a punto".

"En el momento del accidente", prosigue su amigo, "iba al circuito del Jarama a impartir un cursillo de conducción de los muchos en los que ha organizado. Es injusto lo que le ha ocurrido".

María Luisa Martínez, la esposa del accidentado, esperaba en la clínica su recuperación. En la mañana de ayer, ni siquiera pudo hablar con su marido. "Sólo me hacía gestos con la cabeza, a través del cristal, para tranquilizarme. Es un hombre muy fuerte que sabe mantenerse calmado en situaciones difíciles".

María Luisa, quien durante la entrevista, nunca perdió los nervios, ahora sólo espera que el ex campeón de España de motociclismo se recupere de sus heridas. "Él sabe perfectamente que tenemos que hacer todavía muchas cosas juntos", decía ayer, convencida, la esposa del herido.

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Sangre fría y hielo para guardar la vida

La entereza del accidentado sorprendió a quienes le atendieron en los primeros momentos. Sin perder nunca la calma, Andrés Pérez Rubio indicó la manera correcta de conservar sus extremidades amputadas. "Meted mis manos en hielo", pedía.Cuando un miembro resulta seccionado debe ser introducido en una bolsa de plástico y sumergida ésta en hielo rápidamente, como indicó el accidentado. Sin embargo, el agua nunca debe entrar en contacto con los músculos desgarrados.

Los médicos afirman que la rapidez con que se actuó (intervinieron dos ambulancias y un helicóptero) y la buena conservación de los antebrazos permitieron que la complicada operación quirúrgica comenzase sólo dos horas después del accidente, con suficientes garantías de éxito.

Los doctores señalan que muchas extremidades llegan a los hospitales en malas condiciones debido al tiempo transcurrido o a que han estado en contacto directo con el agua. "Los músculos sufren daños irreparables", comentan.

Los brazos del motorista fueron trasladados con él en un helicóptero hasta La Paz. Como en este centro no se podía realizar la operación, se optó por enviarle a la clínica Asepeyo, en Coslada.

El jefe de la Unidad de Cirugía de la Mano del hospital Asepeyo recuerda que Pérez Rubio se negaba a hablar del accidente. "Sólo me decía: 'Doctor, sálveme las manos porque de ellas vivo". El médico señala que las dos extremidades, a pesar de haber sido arrancadas bruscamente y de carecer de un corte limpio, fueron unidas sin demasiadas dificultades.

"Ahora sólo queda esperar que el paciente no sufra problemas de rechazo de sus propios tejidos a causa de las toxinas desprendidas por los miembros amputados", dicen.

Si no se producen problemas en las próximas 24 horas, dentro de dos meses el accidentado podrá recuperar parte de la sensibilidad. Los facultativos añaden que dentro de un año posiblemente Pérez Rubio habrá recuperado entre el 35 y 50 por ciento de la movilidad de sus manos y gran parte de la sensibilidad de estos miembros. A su favor juegan su fortaleza y corpulencia física.

Según Vicente Ruiz, colaborador de Andrés Pérez, "los pretiles de las carreteras son el gran peligro de los motoristas". El experto considera que los accidentes por este tipo de obstáculos son muy frecuentes en las autovías españolas. "Si en vez de un guardarraíles hubiera existido un muro de piedra, Andrés sólo se habría partido los brazos", dice. El especialista afirma que la experiencia de Pérez Rubio hizo que éste soltase la moto antes de la caída para evitar ser aplastado por la máquina. "Le habría destrozado", añade.

Los magos del microscopio

Un equipo experto en suturar tejidos con ayuda del microscopio -lo que se conoce como microcirugia- logró el milagro: José Luis de Haro Monreal, jefe de la unidad de cirugía de la mano del hospital Asepeyo; tres cirujanos ayudantes, Jesús Castaño, Pedro Gray y Pedro Berjano; dos anestesistas, los doctores Del Olmo y Rouco; el servicio de laboratorio del centro, y varios enfermeros y celadores.El equipo trabajó simultáneamente sobre los dos brazos seccionados durante casi 18 horas. "Se operaron las dos extremidades al mismo tiempo porque el reloj corría en nuestra contra", dicen.

De Haro, un traumatólogo de 45 años, considera que es la operación más complicada de las 200 que ha realizado en los 14 años que ejerce como especialista. Según fuentes médicas, en España sólo 15 equipos están capacitados para efectuar esta clase de intervenciones. El herido sufre amputación del antebrazo derecho cerca de la muñeca y del antebrazo izquierdo en la zona próxima al codo. Además, una fractura de una pierna.

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