Un taller infantil demuestra que los mejores juguetes salen de la basura

Un actor retirado enseña a los niños de Colmenar Viejo a crear sus propios juegos y muñecos

Cada sábado, y si el tiempo no lo impide, el centro comercial El Mirador de Colmenar Viejo (27.000 habitantes) se llena de niños. Óscar Vidal, un actor retirado de los escenarios, tiene la culpa: de un basurero es capaz de sacar el juguete más divertido. Vidal reúne a 30 niños como máximo y les incita a revolver en las cocinas y en la cajas de herramientas de sus padres. Vale todo, por muy inservible que sea, para que los chavales lo conviertan, capitaneados por Vidal, en un camión o un fantasma.

Pero no sólo los adolescentes se sienten atrapados por la magia de este taller de juguetes,...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Cada sábado, y si el tiempo no lo impide, el centro comercial El Mirador de Colmenar Viejo (27.000 habitantes) se llena de niños. Óscar Vidal, un actor retirado de los escenarios, tiene la culpa: de un basurero es capaz de sacar el juguete más divertido. Vidal reúne a 30 niños como máximo y les incita a revolver en las cocinas y en la cajas de herramientas de sus padres. Vale todo, por muy inservible que sea, para que los chavales lo conviertan, capitaneados por Vidal, en un camión o un fantasma.

Pero no sólo los adolescentes se sienten atrapados por la magia de este taller de juguetes, sino que los más pequeños, los de ocho años por ejemplo, esperan que llegue el turno para, con sus pequeñas tijeras, recortar ese trozo de paño o cartulina con el que confeccionar un juguete único.Mientras los que añoran una infancia cercana o los que despiertan a la creatividad se desenvuelven en mesas dispuestas de colores y formas, los padres de los menores participan en ese juego. Ésas son las reglas impuestas por Oscar Vidal: "Si tienes un pequeño y tiempo para él, ayúdale a hacer su juguete el sábado, que después, el resto de la semana, te sentirás más ligado a la infancia, a la imaginación".

Eduardo e Iván, de 10 y 9 años respectivamente, seguirán acudiendo los sábados al encuentro. Hoy vuelven a casa con un fantasma que hace un rato era un trapo abandonado. En días pasados se fueron a casa con un carricoche y con un barco. Asimismo, Vicky, Ramón y Paloma, de edades que oscilan entre los 8 y 11 años, se apresuran a decir: "Hemos venido todos los sábados". Y su madre, encantada: "Disfruto jugando a hacer juguetes".

Óscar Vidal vive en Colmenar Viejo, porque, dice, "me siento atraído por su enclave y me he propuesto desarrollar un objetivo empresarial aquí, que sea además el embrión de unas actividades infantiles inexistentes hasta ahora en el pueblo". Y casi tiene razón, de ahí que su proyecto haya sido tan bien acogido por un público que en una semana de fiestas locales reunió hasta unos 600 participantes. Desde entonces, a partir de agosto y hasta ahora, sus actividades han sido patrocinadas, en su mayoría, por los comercios de El Mirador. Sin embargo, el taller de animación está a la intemperie y cuando llueve, hay que suspenderlo.

Un patrocinador

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Óscar Vidal persiste en que María Galleta -así se llama su taller de animación- continúe en Colmenar. Por eso busca un patrocinador que le construya una cristalera en este mismo complejo comercial. "Este es el centro más concurrido y la difusión comercial es evidente; por eso, junto a mi mujer Anne, persisto en nuestra pequeña lucha", añade Vidal. Ambos coinciden también en que "contra los videojuegos, imaginación casera".

El taller de juguetes a cargo de Óscar Vidal, está instalado los sábados por la mañana junto a la puerta principal de la galería del complejo comercial El Mirador, en Colmenar Viejo. Para niños de seis en adelante.

Recortes de celuloide

Óscar Vidal, de 46 años, tiene muy presente los tiempos en los que siendo un chaval buscaba, alrededor de un cine barcelonés, los recortes de celuloide. Así, en solitario, con sus amigos de la calle, montaba sus propias películas para pasarlas en un proyector casero.Por aquel entonces Vidal quería ser dibujante o actor; por eso acudió a la Escuela de Arte Dramático y realizó cursos de Bellas Artes. Era el año 1968 cuando Vidal debutó como actor en la obra Marat Sade, dirigida por Adolfo Marsillach, en el teatro Poliorama, de Barcelona.

Ya el año anterior había conseguido el Premio de Interpretación de Teatro Experimental, con la obra Ceremonia por un negro asesinado, de Fernando Arrabal. Su propia compañía teatral infantil, María Galleta, surgió en 1973, y ya con ella pasó por teatros como el Español y Monumental.

Archivado En