Un choque de aires

La bruma que cubre estos días Cibeles es en realidad aire templado y húmedo que viene del Atlántico. Cuando esta masa de aire llega a la Península, se topa con la tierra fría. La mezcla de humedad y calor, por un lado, y frío, por otro, significa niebla. La humedad se condensa y se convierte en bruma. Siempre que no haga viento, ya que se la llevaría por delante.El aeropuerto de Barajas sufre este tipo de niebla, que es la más común en Madrid, según el meteorólogo Jorge Ron, y padece también la de mezcla: llega aire caliente desde el mar Mediterráneo y se topa con la masa de aire frío h...

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La bruma que cubre estos días Cibeles es en realidad aire templado y húmedo que viene del Atlántico. Cuando esta masa de aire llega a la Península, se topa con la tierra fría. La mezcla de humedad y calor, por un lado, y frío, por otro, significa niebla. La humedad se condensa y se convierte en bruma. Siempre que no haga viento, ya que se la llevaría por delante.El aeropuerto de Barajas sufre este tipo de niebla, que es la más común en Madrid, según el meteorólogo Jorge Ron, y padece también la de mezcla: llega aire caliente desde el mar Mediterráneo y se topa con la masa de aire frío habitual en estas fechas. Y ocurre lo mismo que si se sopla sobre un cristal muy frío. Todo se llena de gotitas de agua que, en el caso de la bruma, se queda colgada en el aire. Hay muchos otros tipos, pero son estas nieblas las típicas de Madrid.

Y la periferia de la ciudad, sobre todo su entorno industrial, como Usera y Getafe, ha importado la niebla londinense, producto de la contaminación. Las partículas que flotan absorben el agua de la atmósfera. El resultado es niebla sucia.

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