Cartas al director

'Cabezas rapadas'

Una sociedad con amplio consenso democrático no debería estar atemorizada por unos rapados de cabeza y espíritu. Su miseria moral los descalifica para cualquier tipo de convivencia, discusión o debate.Algo latente se cuece en las entrañas sociales que abre grietas en ciertos momentos de la historia. No es casual que el racismo, los miedos, los egoísmos, la violencia, aparezcan de forma descarnada en épocas marcadas por las crisis. La crisis económica y social de los años treinta trajo los fascismos europeos. Todo empezó con los rapados de entonces -camisas pardas, fasci di combatimento-, despr...

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Una sociedad con amplio consenso democrático no debería estar atemorizada por unos rapados de cabeza y espíritu. Su miseria moral los descalifica para cualquier tipo de convivencia, discusión o debate.Algo latente se cuece en las entrañas sociales que abre grietas en ciertos momentos de la historia. No es casual que el racismo, los miedos, los egoísmos, la violencia, aparezcan de forma descarnada en épocas marcadas por las crisis. La crisis económica y social de los años treinta trajo los fascismos europeos. Todo empezó con los rapados de entonces -camisas pardas, fasci di combatimento-, despreciables por su brutalidad y simplicidad de pensamiento. A este carro se fue subiendo la gente de bien, de orden, de intachable conducta social, y muchos otros.

Yo también creo que la historia no se repite de igual manera, pero, aunque sea de forma grotesca, no tiene por qué ser menos trágica- Juan Ramón Moreno.

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