Tribuna:

Hemos incumplido la ley

"Los periódicos, revistas, emisoras de radio y televisión, distribuidoras cinematográficas, agencias de publicidad... no podrán aceptar órdenes de inserción de publicidad médico-sanitaria que no vayan acompañadas del correspondiente visado". Si se publica un anuncio de este tipo sin el correspondiente permiso, "se considerará responsable tanto a la entidad o particular anunciante como a la empresa del medio de comunicación que haya insertado el anuncio". Ésta es la ley.Este periódico ha publicado un anuncio de claro contenido médico-sanitario que no contaba con el correspondiente visado o perm...

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"Los periódicos, revistas, emisoras de radio y televisión, distribuidoras cinematográficas, agencias de publicidad... no podrán aceptar órdenes de inserción de publicidad médico-sanitaria que no vayan acompañadas del correspondiente visado". Si se publica un anuncio de este tipo sin el correspondiente permiso, "se considerará responsable tanto a la entidad o particular anunciante como a la empresa del medio de comunicación que haya insertado el anuncio". Ésta es la ley.Este periódico ha publicado un anuncio de claro contenido médico-sanitario que no contaba con el correspondiente visado o permiso y que, además, según los médicos consultados por la defensora del lector, inducía a confusión, engaño y fraude.

La parálisis cerebral, la multiesclerosis, la miopatía y la encefalomielitis aguda diseminada son enfermedades crueles. para las que, de momento, no se ha encontrado curación. Sin embargo, EL PAÍS publicó el pasado 3 de octubre un anuncio en el que un llamado Centro Médico San Basilio, SL, de Torrevieja (Alicante), ofrecía un método capaz de curar esas enfermedades.

El anuncio decía textualmente: "Un gran número de pacientes que sufrían estas enfermedades se están curando en Rusia y otros países visitados por el profesor Vasiliev, doctor en Ciencias Biológicas en la especialidad de Medicina Aeronáutica y Cósmica, título de excelencia en salud pública de la URSS".

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Por supuesto, el profesor Vasiliev se encuentra ahora en dicho centro médico de Torrevieja y ofrece su revolucionario método a posibles pacientes españoles.

Una lectora, que no desea ser identificada, fue la primera en llamar la atención al periódico. Se quejaba del dolor que un anuncio de este tipo produce "no sólo a las personas afectadas y a los que tenemos algún ser querido con alguna de estas enfermedades, sino a cualquiera que tenga una mínima sensibilidad y una cierta cultura".

El departamento de publicidad de EL PAÍS informó que el anuncio había llegado a través de una agencia alicantina, denominada Acciones P. I., y que suponía que el oportuno visado se encontraba en poder de dicha agencia, aunque no tenía constancia de ello.

Carlos Rubio, directivo de la Asociación Española de Agencias de Publicidad (AEAP), explicó amablemente a la defensora del lector que, en efecto, según el Real Decreto 2827/ 1977, son los anunciantes o, en su caso, las agencias de publicidad quienes deben solicitar el permiso que emiten las comisiones (central o provincial) de Visado de la Publicidad Médico-sanitaria.

Puesta al habla con Acciones P. I., resultó imposible verificar la existencia de dicho visado. El responsable de la agencia, Joaquín López, se encuentra de baja por enfermedad y ninguno de los empleados se consideró capacitado para comprobar el expediente del anuncio del Centro Médico San Basilio.

El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Alicante, doctor Ramón Sancho, miembro de la Comisión. Provincial de Visado, ayudó a aclarar la situación: "Leí el anuncio en su día y constaté que no se había solicitado visado. Precisamente, soy neurólogo y considero que dicho anuncio induce al engaño y al fraude porque levanta falsas expectativas de curación. Todas las enfermedades que se mencionan son, hoy por hoy, incurables. Nunca he leído algo sobre el profesor Vasiliev ni sobre sus métodos, e incluso ignoro si es médico".

El director gerente del Centro Medico San Basilio, José Manuel Aguirre, admitió que no había solicitado el visado, "simplemente por ignorancia". "El colegio de médicos se ha puesto en contacto con nosotros, lo entendimos y de momento no ha salido ningún anuncio más, y cuando lo hagamos no se pondrá la palabra curaciones". "Nuestra intención es hacer las cosas de manera correcta y digna", aseguró.

Aguirre remitió a la Defensora del Lector un amplio currículo del profesor Nicoláevich Vitali Vasiliev, de 54 años, en el que se afirma que es doctor en Ciencias Biológicas y "conocido neuroendocrinólogo, autor de más de 300 trabajos científicos". El currículo insiste en que aplica un método "con el que consigue un gran numero de curaciones en un amplio espectro de las diferentes parálisis, entre ellas las causadas por parálisis cerebral infantil, la multiesclerosis, miopatía, etcétera".

El incumplimiento de las normas legales vigentes en relación con anuncios médico-sanitarios en que ha incurrido este periódico parece ser un hecho frecuente. El senador Josep M. Bertran i Soler, del Grupo Parlamentario Catalán, considera que el real decreto de 1977 debe ser reformado, porque, "aunque existe una legislación adecuada, no se han establecido los mecanismos necesarios para hacerla cumplir". El senador Bertran, que es médico, presentó el pasado día 3 de noviembre una moción en la que solicita al Gobierno que regule la publicidad con mensajes sanitarios. La moción fue aprobada por unanimidad.

No busquen tesoros

El domingo 3 de octubre el suplemento Negocios publicó un reportaje titulado 'En busca del tesoro' que ha provocado las protestas de algunos arqueólogos y profesores. Dos de ellos han dirigido sus cartas a la Defensora del Lector.

Ángel Esparza Arroyo, profesor titular de Prehistoria de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca, y José Ignacio Lorenzo Lizalde, de la sección de Arqueología del Colegio de Doctores y Licenciados de Aragón, piden que quede absolutamente claro que los detectores de metales de los que se hablaba en el reportaje no pueden ser usados, precisamente, para buscar tesoros.

"En el artículo no hay la más mínima alusión a las cuestiones éticas o legales implicadas en el asunto", protesta Ángel Esparza. "Cualquier lector podría sentirse animado a practicar esa búsqueda.(...) Ninguna remoción de carácter arqueológico puede realizarse, ni siquiera por los investigadores más cualificados, sin el permiso de la Administración competente, y las que se hicieren, son ilícitas y perseguibles".

La remoción de bienes susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica sin la correspondiente autorización -recuerda el profesor Lorenzo- está penalizada con multas de hasta 25 millones de pesetas y de hasta 100 millones si se trata de un yacimiento arqueológico declarado bien de interés cultural.

El redactor jefe de Negocios, Manuel Navarro, contesta: "El lector tiene razón cuando invoca la legislación de protección del patrimonio cultural. Y aunque no es inoportuno su toque de advertencia, Negocios, como suplemento de economía, se ha limitado a mostrar el auge de las ventas de unos instrumentos de detección de metales entre cuyos variados usos cabe la detección de tesoros".

Según Navarro, "el uso que se haga de estos aparatos excede nuestro alcance". "Cuando reflejamos que el sector del automóvil está en crisis, no caemos en la demagogia de congratularnos de que la menor venta de coches pueda suponer un menor número de muertes en la carretera", prosigue.

Los lectores que han remitido sus quejas aducen, más bien, que el artículo animaba a saltarse los semáforos. Algo que este periódico no aconseja nunca.

Posdata. Un amable lector, Agustín Olivera Martín, se dirige a mí con una simple pregunta: "¿Cómo se va a llamar? ¿Ombudsmana, ombudswoman?". Ni una cosa ni otra. Ombudsman es una palabra sueca que no tiene femenino. Y en todo caso, no sería ombudswoman, sino ombudskvina. He resuelto no complicar las cosas y encabezar esta columna como Defensora del Lector. Espero que les parezca bien.

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