El candidato fascista a la alcaldía de Roma envidia el Valle de los Caídos

"Uno de los monumentos que yo, como italiano, envidio a España es el Valle de los Caídos, donde están enterrados con igual dignidad los franquistas y los anti franquistas", afirmó ayer en una conferencia de prensa internacional Gianfranco Fini, líder del Movimiento Social Italiano (MSI) y candidato fascista a la alcaldía de Roma. "Al menos reconocerán que es el monumento a la pacificación nacional", replicó luego a los corresponsales españoles que contestaban sus palabras. "Bueno, pues eso es así", concluyó, "y la conferencia de prensa la doy yo, aunque ustedes pueden pensar lo que quieran". F...

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"Uno de los monumentos que yo, como italiano, envidio a España es el Valle de los Caídos, donde están enterrados con igual dignidad los franquistas y los anti franquistas", afirmó ayer en una conferencia de prensa internacional Gianfranco Fini, líder del Movimiento Social Italiano (MSI) y candidato fascista a la alcaldía de Roma. "Al menos reconocerán que es el monumento a la pacificación nacional", replicó luego a los corresponsales españoles que contestaban sus palabras. "Bueno, pues eso es así", concluyó, "y la conferencia de prensa la doy yo, aunque ustedes pueden pensar lo que quieran". Fini había convocado a los periodistas para decir que su imagen de neofascista, que hasta ahora nunca había rechazado, es resultado de "una campaña de persecución y linchamiento" montada por la izquierda."Cuando tengo que definirme, no me declaro ni fascista ni neofascista, sino posfascista, porque el fascismo pertenece al pasado", explicó. Político de 41 años llamado por Giorgio Almirante para ser el primer dirigente del MSI nacido después de la Re pública de Saló, Fini se juega el domingo la consolidación de su partido como un activo firme para crear una nueva derecha italiana.

Su contendiente por la alcaldía romana, Francesco Rutelli, un arquitecto de 39 años, militante ecologista crecido en las filas del radical Marco Pannella, es la expresión de esa capacidad de aliarse con otras grupos de su izquierda y su derecha que hoy por hoy, en Italia, es exclusiva del Partido Democrático de la Izquierda (PDS). Gracias a ella, los vástagos transformados del antiguo partido comunista se han convertido en la primera fuerza del país. También parece orientada a la formación de alianzas futuras la moderación que Fini ha desplegado en esta campaña en torno a problemas calientes como el de la inmigración, a la hora de declarar que no es racista o de poner distancias con los cabezas rapadas. "Las leyes raciales fueron un error de realpolitik, que determinó un horror", reiteró ayer en su conferencia de prensa.

Fini tiene claro que a los inmigrantes no hay que darles el voto para las elecciones locales. "Yo voté contra Maastricht", dijo ayer, cuando se le señaló que ese derecho está recogido en al tratado de la unidad europea.

El líder del NISI considera también que, más que la economía, la esencia política de la derecha hay que buscarla "en el sentido de la unidad y, sobre todo, de la identidad nacional", que, dijo, tuvieron "su máxima realización con el fascismo".

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