Cuatro años después, los gitanos de la riada siguen sin casa

Cuatro años hantranscurrido desde la madrugada del 2 de diciembre de 1989,en que Antonio, a la sazón de 52 años, dio la alarma a sus vecinos, de etnia gitana como él, procedentes de Portugal, para que abandonaran sus chabolas y pertenencias. Poco después, su asentamiento, en el cauce del río Jarama, en el término municipal de San Fernando de Henares, era arrasado por las aguas que unos kilómetros antes habían inundado y anegado fábricas y comercios en la cercana localidad de Paracuellos del Jarama. Ayer, Joaquina, que vivía en el río desde ocho años antes de la tragedia, aún mostraba su ag...

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Cuatro años hantranscurrido desde la madrugada del 2 de diciembre de 1989,en que Antonio, a la sazón de 52 años, dio la alarma a sus vecinos, de etnia gitana como él, procedentes de Portugal, para que abandonaran sus chabolas y pertenencias. Poco después, su asentamiento, en el cauce del río Jarama, en el término municipal de San Fernando de Henares, era arrasado por las aguas que unos kilómetros antes habían inundado y anegado fábricas y comercios en la cercana localidad de Paracuellos del Jarama. Ayer, Joaquina, que vivía en el río desde ocho años antes de la tragedia, aún mostraba su agradecimiento hacia Antonio y aseguraba que, de no ser por él, más de uno hubiera desaparecido bajo las aguas.Tras la riada, todo fueron promesas. En el caso de la colonia de gitanos portugueses se firmó un acuerdo para alojar en viviendas prefabricadas a cerca de 30 familias que se encontraban empadronadas en aquel momento en el municipio.Las promesas han ido repitiéndose año tras año. En 1992, los portugueses, como se les conoce, escuchaban la misma cantinela de labios de los representantes municipales de San Fernando de Henares, que les anunciaban "una rápida solución". Hoy, cuatro años después, la situación sigue igual, según Luis María do Santos, portavoz del asentamiento. Desde el pasado mes de marzo, en que un fuerte dispositivo policial protegió a varias excavadoras que derribaron una decena de chabolas, nadie del Ayuntamiento -se ha preocupado por ellos, dice Do Santos.

Entretanto, 85 niños del asentamiento acuden regularmente a varios colegios del municipio, mientras sus padres salen a buscar chatarra, cartón, madera, o a pedir, para poder sobrevivir. El Ayuntamiento tiene censadas a unas 125 personas pertenecientes a 26 familias, teóricas destinatarias de las viviendas prefabricadas.

Luis María do Santos asegura por su parte que en el asentamiento malviven hoy más de 300 personas integradas en 42 familias. Todos deben tener alojamiento, dice Luis, mientras insiste en los continuos problemas que padecen: ratas como conejos, insalubridad y una "continua riada" de barro y agua cuando llega el invierno.

Jesús Sánchez, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de San Fernando de Henares, aseguraba ayer que el próximo viernes el pleno municipal debatirá, y previsiblemente aprobará, el proyecto definitivo de un nuevo asentamiento.

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