Cartas al director

Los nombres no tienen traducción

Imagínese un momento en la siguiente situación:Se encuentra en un país extranjero con su pareja durante una estancia larga, y les viene al mundo un bebé. Alegría, ya que el bebé estaba planeado y deseado, y después de los primeros días de feliz caos doméstico, usted se dirige al registro civil para anotar tan importante acontecimiento. Pongamos que es chico y ustedes han decidido llamarle Santiago, en honor al abuelo materno o paterno. Pues no. El amable funcionario del país -el Reino Unido, por ejemplo- le dice que de Santiago nada. El nombre tiene que ser James o Jacob, ya que éstos sí que s...

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Imagínese un momento en la siguiente situación:Se encuentra en un país extranjero con su pareja durante una estancia larga, y les viene al mundo un bebé. Alegría, ya que el bebé estaba planeado y deseado, y después de los primeros días de feliz caos doméstico, usted se dirige al registro civil para anotar tan importante acontecimiento. Pongamos que es chico y ustedes han decidido llamarle Santiago, en honor al abuelo materno o paterno. Pues no. El amable funcionario del país -el Reino Unido, por ejemplo- le dice que de Santiago nada. El nombre tiene que ser James o Jacob, ya que éstos sí que son auténticos nombres británicos. ¿Usted qué haría?

O pongamos que es chica, y usted está empeñado en llamarla Paloma. Mala idea, o usted pone Dove (como el jabón, para más señas) o nada. Dolores se convertiría en Pains, y si le gusta Julieta, pues no te queda más remedio que llamarla Jill, y tal y tal... ¿Un cuento ridículo? ¿Nunca le pedirían traducir una cosa tan personal como es el nombre de un hijo? ¿No enseñaron a los funcionarios ingleses que los nombres nunca se traducen? ¿No saben que nombres en un idioma pueden significar hasta palabrotas en otro? Pues aquí, en España, lo hacen.

El nombre que yo, extranjero residente en España desde hace varios años, y mi mujer, española de pura sangre, hemos escogido para nuestra hija no es un nombre español y, por tanto, no gusta a los funcionarios del registro civil. Según la ley, cualquier nombre que tiene traducción no puede ser admitido aquí en España. No importa lo que la traducción del nombre puede significar en mi idioma, el disgusto que se va a llevar la abuela por no reconocer su nombre en su nieta o que hay sitios donde un Gobierno no tiene derecho a meter la nariz.

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Pero no puede ser todo negativo. Los funcionarios me dieron un buen consejo final: "¡Búsquese un nombre que no tenga traducción, como, por ejemplo, Vanessa (¿Banesa?) o Jennifer (¿Chenifer?) y se lo pondremos sin problema!". Así que ¡a buscar! Con un poco de suerte encontraremos algún nombre que sea así. Aunque por la cantidad de Vanessas y Jennifers que encuentro por la calle sospecho que son los únicos nombres existentes...-

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