Al calor de don Manuel

Fraga consiguió el 92% de los votos en Beariz, un pueblo orensano donde no existe oposición al PP

XOSÉ HERMIDA, Manuel Prado encarga las cenas para celebrar sus triunfos electorales con un mes de antelación. Desde 1986, el alcalde de Beariz (Orense), de 34 años, gobierna un Ayuntamiento monocolor, donde los 11 concejales son del PP. En las elecciones autonómicas del pasado día 17, Manuel Fraga ganó allí casi por unanimidad: obtuvo el 92,1% de los votos, el porcentaje más alto de toda Galicia. "Fue una pequeña sorpresa porque no esperábamos pasar del 85%", comenta el alcalde encogiéndose de hombros. Prado no conoce entre sus 2.000 convecinos a ningún militante del PSOE o del Bloque Naci...

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XOSÉ HERMIDA, Manuel Prado encarga las cenas para celebrar sus triunfos electorales con un mes de antelación. Desde 1986, el alcalde de Beariz (Orense), de 34 años, gobierna un Ayuntamiento monocolor, donde los 11 concejales son del PP. En las elecciones autonómicas del pasado día 17, Manuel Fraga ganó allí casi por unanimidad: obtuvo el 92,1% de los votos, el porcentaje más alto de toda Galicia. "Fue una pequeña sorpresa porque no esperábamos pasar del 85%", comenta el alcalde encogiéndose de hombros. Prado no conoce entre sus 2.000 convecinos a ningún militante del PSOE o del Bloque Nacionalista Galego (BNG). El pueblo depende económicamente de las fortunas que hicieron los emigrantes en México y no deja ni un resquicio a la izquierda.

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Mientras Fraga da vueltas a su nuevo Gobierno, los obreros de mono azul son casi los únicos transeúntes en las calles de Beariz. Las elecciones ya están ganadas, pero las obras no se han detenido, como atestiguan enormes carteles de la Xunta. El Ayuntamiento sigue asfaltando pistas y algunos indianos aprovechan para poner a punto sus esbeltas mansiones.

También se está instalando una nueva oficina bancaria, la sexta de la calle principal del pueblo, de no más de 300 metros, por donde circulan con frecuencia Mercedes y BMW Hasta Argentaria tiene una oficina en Beariz, que junto a la cercana localidad de Avión, ha visto con orgullo cómo decenas de sus vecinos emigrados a México en los 40 se han convertido en magnates. Allí viven hoy unas 1.000 personas originarias de Beariz, que siguen manteniendo sus lazos con el pueblo.

No se ven carteles electorales del PSOE y los del BNG están pegados en los contenedores de basura. Del PP tampoco hay más que tres o cuatro fotografías de Fraga. Según el alcalde, las puso una agencia de publicidad porque en Beariz ningún militante popular se detuvo en semejantes minucias.

Los del Bloque acudieron un par de días a repartir propaganda, pero el PSOE lo dio por imposible de antemano. "Si ponemos carteles, a los pocos minutos nos los arrancan. No tenemos ningún militante en Beariz. Ser de la oposición allí es una verdadera heroicidad", se lamenta Patxi Vázquez, dirigente del PSOE en la comarca y recién elegido diputado. En las últimas municipales, el PSOE sí presentó candidatura, pero integrada por residentes en el vecino municipio de Boborás.

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Cuando se abrieron las urnas en Beariz, nadie se sorprendió. El PP obtuvo 912 votos, el 92,12% del total. Los interventores socialistas enviados desde otros pueblos no fruncieron el ceño al ver que lograban un resultado digno: 43 sufragios, un 4,34%. Tampoco el BNG consideró un descalabro llegar a los 28 votos (2,83%). "Han sido demasiados votos para el PSOE y los guerrilleiros del Bloque", señala, medio en broma, medio en serio, José María Fuertes, un fraguista convencido que vivió 40 de sus 76 años en México. Alcalde durante el franquismo, Fuertes nunca ha tenido dudas ideológicas: "Fraga me gusta por su personalidad. No hay ni habrá un hombre como él en Galicia".

Por aplastante que parezca, el resultado del domingo 17 no superó el récord histórico del PP en Beariz. En las legislativas de 1989, cuando el alcalde optó con éxito a un escaño en el Congreso, los populares alcanzaron el 93% de los votos. En los últimos seis años nunca han bajado del 85%.

En un lugar destacado de su despacho, Manuel Prado tiene una fotografía de Fraga, tomada hacia 1979, en la que éste saluda a la abuela del alcalde. La moderna Casa Consistorial fue inaugurada en 1987, con la presencia del entonces eurodiputado Fraga, como recuerda una gran placa.

Los adversarios del alcalde aseguran que en su juventud coqueteó con la extrema derecha, pero no dejan de reconocerle como "un buen gestor". Prado, profesor en excedencia, mantiene el trato sencillo con todos los vecinos y presenta un notable balance de obras. Para esta legislatura, la Xunta se ha comprometido a acondicionar un parque empresarial, en el que invertirá 150 millones.

Prado sonríe al ser preguntado por las razones de tan avasallador dominio y balbucea: "Eso no lo puedo decir yo". Más locuaz, el socialista Patxi Vázquez admite que los vecinos tienen razones para estar satisfechos con su alcalde, pero matiza que éste ejerce un "marcaje implacable" sobre todos ellos.

En Beariz, la vida es tan familiar que la gente entra en los bares y si no hay nadie, se sirve sin pedir permiso. Luis, un hombre de unos 50 años, echa un vistazo a las montañas peladas y sentencia que los vecinos votan al PP porque el poder es como una hoguera: "Si no te acercas a las llamas, nunca estarás caliente".

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