Un arquitecto de Cajamadrid certificó como acabados los pisos de Pinto Fontán en Aravaca

El documento incorrecto posibilitó el cobro de un crédito de decenas de millones

El arquitecto Alberto Martín-Artajo firmó el final de obra de cuatro edificios de Las Terrazas de Aravaca antes de que éstos estuvieran terminados. Martín-Artajo, designado por Cajamadrid para comprobar el ritmo de la construcción, así lo reconoce. Tal certificado es el papel que necesita un promotor inmobiliario para terminar de cobrar el crédito que se lehaya concedido. En este caso, el promotor era José Luis Pinto Fontán, y la entidad financiera, Cajamadrid, cuyo préstamo total sumaba 4.374 millones de pesetas. Nueve meses más tarde de estamparaquella firma, las obras continúan y Cajamadrid...

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El arquitecto Alberto Martín-Artajo firmó el final de obra de cuatro edificios de Las Terrazas de Aravaca antes de que éstos estuvieran terminados. Martín-Artajo, designado por Cajamadrid para comprobar el ritmo de la construcción, así lo reconoce. Tal certificado es el papel que necesita un promotor inmobiliario para terminar de cobrar el crédito que se lehaya concedido. En este caso, el promotor era José Luis Pinto Fontán, y la entidad financiera, Cajamadrid, cuyo préstamo total sumaba 4.374 millones de pesetas. Nueve meses más tarde de estamparaquella firma, las obras continúan y Cajamadrid aún está por cobrar los 3.058 millones pendientes de aquel crédito. "Firmé porque Pinto Fontán me lo pidió", dice el arquitecto. "Fue un error fiarme de él".

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El Consejo de Administración de la caja de ahorros Cajamadrid aprobó el 23 de abril de 1991 cuatro créditos, por un valor total de 4.374 millones de pesetas, para la empresa Aravaca-Somosaguas, en cuyo consejo de administración figura como secretario Carlos García Yanes, uno de los hombres de confianza de José Luis Gómez-Pinto (nuevo nombre del promotor Pinto Fontán desde 1987).Este promotor saltó a la prensa el pasado junio, después de que la Comunidad de Madrid comenzara a derribar 21 bloques de Nuevo Versalles, la urbanización ilegal que él construyó en los años setenta en Fuenlabrada (147.780 habitantes). Eliminar del paisaje madrileño la fantasmagórica imagen de esos edificios esqueléticos costará a las arcas de la Comunidad 400 millones de pesetas.

Tras esa primera noticia, se conocieron otros negocios más recientes del constructor igualmente problemáticos (como la urbanización Las Terrazas de Aravaca) y, finalmente, que su asesor era el diputado José María Mohedano, quien luego dimitió como secretario general del Grupo Socialista.Deudas por doquier

Los créditos aprobados por Cajamadrid a la empresa de Pinto Fontán fueron distribuidos de esta forma: 1.000 millones, con garantía en el bloque cinco; 1.174.390.000 pesetas, con garantía en el bloque uno; 1.350 millones, con garantía en el bloque cuatro; y 850 millones, con garantía en el bloque nueve. Tres de ellos corresponden al complejo de oficinas y otro a viviendas. El interés se fijó en un 17% anual y la tramitación corrió a cargo de la sucursal 1051 (avenida de San Luis).

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La caja de ahorros se ha hecho cargo de terminar las obras de los cuatro bloques que ha financiado, puesto que Aravaca-Somosaguas -la empresa vinculada a Pinto Fontán- las dejó inacabadas y con un reguero de deudas entre diversos proveedores de material. La Caixa, por su parte, financió con 2.800 millones otra parte de la urbanización: dos bloques que ya están habitados y uno aún por rematar.

Martín-Artajo recibió el encargo de Tasamadrid -filial de Cajamadrid encargada de los negocios inmobiliarios del grupo- de tasar y comprobar la marcha de Las Terrazas de Aravaca.

El arquitecto firmó en diciembre de 1992 el final de la obra a instancias de Gómez-Pinto, de modo que éste pudo terminar de cobrar el crédito hipotecario que le había concedido Cajamadrid. Normalmente, las entidades crediticias reservan un 20% del total del crédito (en este caso ese porcentaje equivale a 875 millones de pesetas) a la finalización de las obras, para asegurar que se termina y no se engaña a los compradores.

Martín-Artajo reconoce su error. "Gómez-Pinto me pidió por favor que firmase el final de obra porque se acercaba el final de año y necesitaba el dinero", dice el arquitecto. "Acepté porque los trabajos avanzaban rápidamente, o, por lo menos, así parecía", añade. Este diario ha intentado obtener la versión de los hechos de José Luis Pinto Fontán, quien ha preferido no devolver las reiteradas llamadas telefónicas efectuadas a su, domicilio particular y a sus empresas.

Ni el arquitecto ni sus clientes de Cajamadrid han precisado cuánto dinero ha tenido que destinar esta empresa pública al remate de las obras. De ese modo podrán cobrarse la deuda que la empresa tiene con Cajamadrid en pisos terminados y no en edificios incompletos.Investigación de Tasamadrid

Tasamadrid abrió una investigación en febrero para determinar la responsabilidad del arquitecto, pero, según éste, llegaron a la conclusión de que estaba "libre de toda culpa". A pesar de ello, Martín-Artajo fue apartado del trabajo como medida cautelar hace seis meses y todavía no han vuelto a ofrecerle nuevas tasaciones y certificaciones. Su colaboración con dicha empresa era, hasta ese momento, muy habitual. El arquitecto espera que septiembre sea el mes en que le devuelvan su confianza.

Las distintas fuentes oficiales consultadas en Cajamadrid han rechazado ofrecer información alguna sobre estos hechos. En el departamento de prensa se explicó escuetamente que "todo ha sido legal" y que la información es reservada.

-El director de la sucursal 1051, Raúl Torres, señaló por su parte que no está autorizado a contestar a ninguna pregunta. Este periódico intentó reiteradamente, sin éxito, obtener la versión de Cajamadrid de boca de algunos de sus directivos.

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