... Y además otra argucia

Las Terrazas de Aravaca -220 viviendas- se completa con tres bloques de oficinas llamados Líder XXI. Ambos complejos constituyen una lujosa urbanización donde tanto los empresarios como los vecinos disfrutan de una envidiable vista de la Casa de Campo: un lujo tan redondo como aquél que ofrecía Pinto Fontán en los años setenta en los municipios del sur de Madrid. Las bañeras de sus urbanizaciones también siguen teniendo la forma del cero.Los labios del arquitecto Alberto Martín-Artajo debieron de tomar ese aspecto para denotar su estupefacción al enterarse de que el estudio que había comprado ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Las Terrazas de Aravaca -220 viviendas- se completa con tres bloques de oficinas llamados Líder XXI. Ambos complejos constituyen una lujosa urbanización donde tanto los empresarios como los vecinos disfrutan de una envidiable vista de la Casa de Campo: un lujo tan redondo como aquél que ofrecía Pinto Fontán en los años setenta en los municipios del sur de Madrid. Las bañeras de sus urbanizaciones también siguen teniendo la forma del cero.Los labios del arquitecto Alberto Martín-Artajo debieron de tomar ese aspecto para denotar su estupefacción al enterarse de que el estudio que había comprado a José Luis Pinto Fontán pertenecía en realidad a otra persona. "Saque de aquí sus muebles", le espetó una señora. "Esta oficina es mía".

Más información

El arquitecto no ha querido facilitar la identidad de esa persona, aunque asegura que no está vinculada a Pinto. Planeaba mudarse las Navidades pasadas a su nuevo estudio, en la planta de acceso al bloque central de Líder XXI (donde se ubica una escuela de negocios del mismo nombre, vinculada también a Pinto Fontán y en cuya secretaría todavía señalan una de las oficinas como "el estudio del señor Martín-Artajo").

Él declina especificar qué precio pagó por la oficina, -"sólo, entregué una señal", dice- y ha renunciado a presentar denuncia contra el constructor, porque las pruebas no le apuntan a él. "Los papeles los firmó otra persona", explica el arquitecto, que tampoco quiere dar el nombre del testaferro: "No está bien que paguen justos por pecadores".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En