El mantel de 'Herodes'

Los niños no son siempre bienvenidos en los establecimientos públicos. Un céntrico restaurante madrileño, especializado en comida italiana, lo advierte ya en el mantelillo: "Nuestras comidas están hechas con mucho amor y cariño, para amantes de la Bella Cucina, requieren ser saboreadas en un clima cálido y sereno, así que... por favor, procure hablar suavemente ... los niños inquietos ... están mejor en casa...".El dueño se explica sin apuro: carece de complejo de Herodes. "No tengo nada contra los niños, pero sí contra los padres que no saben educarlos y pretenden convertir al restaura...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los niños no son siempre bienvenidos en los establecimientos públicos. Un céntrico restaurante madrileño, especializado en comida italiana, lo advierte ya en el mantelillo: "Nuestras comidas están hechas con mucho amor y cariño, para amantes de la Bella Cucina, requieren ser saboreadas en un clima cálido y sereno, así que... por favor, procure hablar suavemente ... los niños inquietos ... están mejor en casa...".El dueño se explica sin apuro: carece de complejo de Herodes. "No tengo nada contra los niños, pero sí contra los padres que no saben educarlos y pretenden convertir al restaurante en una guardería". A continuación da un catálogo de los desmanes infantiles ocurridos en su pequeño establecimiento: rotura de vajilla, daños en cuadros, molestias a otros comensales...

El propietario reconoce otro motivo para su advertencia al cliente: "Hay padres que piden unplato de fideos para los cuatro niños". Amén de bulliciosos o hasta molestos, los pequeños pueden ser poco rentables.

"Si los padres traen niños que se portan correctamente, no hay problema. Pero si montan follón los echo zumbando", asegura el restaurador celoso de la calma en su local.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En