En septiembre habrá un tercer juzgado de vigilancia del que dependerán las cárceles de Alcalá y Valdemoro

El tercer juzgado de vigilancia penitenciaria de Madrid comenzará a funcionar a principios de septiembre. De él dependerán la recientemente creada prisión de Valdemoro, de máxima seguridad, y las dos situadas en Alcalá de Henares. El Juzgado de Vigilancia 2, a cuyo frente está la magistrada María del Prado Torrecilla, se encargará de la cárcel de Navalcarnero, de la de mujeres de Carabanchel y de la antigua de Yeserías, hoy de régimen abierto. Carabanchel y el hospital penitenciario seguirán dependiendo del juzgado número 1.La creación de este nuevo órgano judicial, que va a estar ubicado en V...

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El tercer juzgado de vigilancia penitenciaria de Madrid comenzará a funcionar a principios de septiembre. De él dependerán la recientemente creada prisión de Valdemoro, de máxima seguridad, y las dos situadas en Alcalá de Henares. El Juzgado de Vigilancia 2, a cuyo frente está la magistrada María del Prado Torrecilla, se encargará de la cárcel de Navalcarnero, de la de mujeres de Carabanchel y de la antigua de Yeserías, hoy de régimen abierto. Carabanchel y el hospital penitenciario seguirán dependiendo del juzgado número 1.La creación de este nuevo órgano judicial, que va a estar ubicado en Valdemoro, permitirá una mayor distribución del gran número de asuntos que tienen hoy los dos actuales de la plaza de Castilla y facilitará que los jueces "tengan un mejor conocimiento" de la evolución personal y carcelaria de los internos. Ésta es la opinión de Joaquín Vives, el magistrado que ha sustituido a Manuela Carmena al frente del Juzgado número 1. Paralelamente, permitirá a los tres jueces conocer con más precisión "el funcionamiento interno de sus repectivos centros", subraya.

Joaquín Vives es consciente del grado de masificación que soporta la prisión de Carabanchel. Confía, no obstante, en que el plan de amortización de nuevas cárceles ideado por la Secretaría General de Asuntos Penitenciarios alivie a medio plazo esta situación. "Desde el punto de vista de la dirección, Carabanchel funciona bien; lo peor son el edificio, que es antiguo y presenta carencias, y la masificación", argumenta. Vives lamenta que la masificación del centro (soporta casi el doble de los internos que permiten sus instalaciones) "impida un tratamiento adecuado e individualizado" de los presos.

El nuevo juez de vigilancia de Carabanchel asegura, por otra parte, que la presión popular surgida a raíz de la concesión de permisos carcelarios a presos con antecedentes de delitos sexuales no debe dañar ni influir en la imparcialidad del juez de vigilancia a la hora de concederlos según la ley vigente. "Quizá se estudien estas solicitudes con especial atención, pero no creo que se haya producido una restricción", dice Vives. "Con la salvedad de que yo, personalmente, no llevo mucho tiempo como juez de vigilancia".

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