Cartas al director

Niños y televisión

Un grupo de pediatras y médicos neralistas, con 20 o más años e ejercicio profesional muchos e nosotros, vemos con cierta preocupación la reiteración de programas televisivos en que los años, generalmente de corta ad, son protagonistas de escenas filmadas en vídeo por aficioados (supuestamente sus propios familiares) en las que se prende provocar la hilaridad de s televidentes (e incluso ganar premios) en base a sus caídas, golpes o traumatismos. Hiere la sensibilidad de cualquier persona bien nacida el escuchar risas e presentadores y concursantes incidiendo con el llanto de una persona de co...

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Un grupo de pediatras y médicos neralistas, con 20 o más años e ejercicio profesional muchos e nosotros, vemos con cierta preocupación la reiteración de programas televisivos en que los años, generalmente de corta ad, son protagonistas de escenas filmadas en vídeo por aficioados (supuestamente sus propios familiares) en las que se prende provocar la hilaridad de s televidentes (e incluso ganar premios) en base a sus caídas, golpes o traumatismos. Hiere la sensibilidad de cualquier persona bien nacida el escuchar risas e presentadores y concursantes incidiendo con el llanto de una persona de corta edad que ha ido o se ha golpeado, llanto ue en estos casos como en ningún otro el espectador tiene la certeza de que no es fingido.No nos parece muy civilizado espectáculo, ni respetuoso con las personas el hecho de que una persona de corta edad sirva de mofa pública sin que tenga opción alguna a negarse a ello, máxime cuando esta diversión pública conlleva un cierto grado de dolor físico que, aunque presumiblemente leve a los ojos del adulto, es expresado muy clara y explícitamente.

Es nuestra opinión que la presentación de dichos vídeos es una sutil forma de abuso de la infancia. Es más: dado el afán de notoriedad que suscita la televisión y los premios que se barajan, consideramos que existe un riesgo real de preparar artificlalmente las situaciones traumáticas que se presumen hilarantes, utilizando a niños de corta edad como protagonistas por la facilidad con que se les puede manipular. Esta sospecha viene reforzada no sólo por la reiteración con que dichas escenas se presentan, y que da pie a pensar que tanto los autores como los responsables del programa las consideran como de mucha aceptación, sino también por haberse presenciado escenas en las que resulta patente que se demora el poner remedio a la situación traumática con la evidente finalidad de obtener unos segunos más de filmación.

Así pues, siendo muchos de nosotros socios de la Sociedad Catalana de Pediatría, agradeceríamos tuviera a bien permitir que manifestemos públicamente nuestra protesta por lo que consideramos una sutil forma de abuso de la infancia

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