Cartas al director

Abusos periodísticos

Quisiera advertir a sus lectores del peligroso ejercicio que supone escribir una carta al presidente del Gobierno.En el último mes he sido objeto de prácticas periodísticas abusivas con mis derechos como ciudadano. Un semanario publicó un reportaje el 3 de mayo sobre mi relación con el presidente. Dicho reportaje estaba lleno de errores y, como me reconoció posteriormente un redactor, "presentarte como asesor de González fue una exageración". Una exageración que sirvió para, vender más ejemplares y para que el resto de los medios de comunicación llegaran en avalancha para conocer al "misterios...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Quisiera advertir a sus lectores del peligroso ejercicio que supone escribir una carta al presidente del Gobierno.En el último mes he sido objeto de prácticas periodísticas abusivas con mis derechos como ciudadano. Un semanario publicó un reportaje el 3 de mayo sobre mi relación con el presidente. Dicho reportaje estaba lleno de errores y, como me reconoció posteriormente un redactor, "presentarte como asesor de González fue una exageración". Una exageración que sirvió para, vender más ejemplares y para que el resto de los medios de comunicación llegaran en avalancha para conocer al "misterioso asesor de González". Durante más de dos semanas aguanté con paciencia el acoso de los periodistas, quienes me obligaron a cambiar por completo mis hábitos de ocio, de estudios y hasta de comida. En una declaración a un diario regional me quejé de la continua exageración de algunos periódicos, quienes ya me comparaban con Julio Feo y me hacían futuro ministro. No se atrevieron a publicarlo.

El miércoles 26 de mayo recibí una llamada de la Presidencia del Gobierno. Una secretaria, María, me llamaba en relación con una entrevista que iba a tener con Felipe González. Me preguntó si tenía noticias de Paco Vázquez. Le dije todo lo que sabía: no tenía noticias desde hace un mes. Ese mismo día llegaron unos periodistas del mismo semanario, quienes me aseguraron que conocían a través de una secretaria de La Moncloa que tenía una cita con el presidente. Les dije que estaba enfadado porque se habían inventado mis declaraciones y me negué a que me hicieran fotos. A pesar de ello me fotografiaron y me dijeron que si quería evitar que se publicara tendría que poner una querella.

Al día siguiente llamé a La Moncloa. La secretaria que me llamó no existía. Y nunca se había previsto que me encontrara con el presidente en La Coruña.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Juzguen ustedes.-

Archivado En