Tres familias se niegan a desalojar una casa ruinosa de Vallecas porque no tienen adónde ir

Tres familias formadas por cinco adultos y cinco niños se negaron ayer a abandonar la cochambrosa casa baja de Puente de Vallecas que ocuparon hace cinco años. El Ayuntamiento ha ordenado el desalojo porque la finca, sin retrete ni agua corriente, está ruinosa. Hace pocos días les llegó una orden municipal de hacer las maletas. Pero, dedicados a la venta ambulante o en paro, ven que no tienen adónde ir y han decidido resistir mientras no les ofrezcan algún alojamiento alternativo.Todos son familia. María Cruz Murillo, de 37 años, vendedora ambulante separada de su marido, vive, con sus, cuatro...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Tres familias formadas por cinco adultos y cinco niños se negaron ayer a abandonar la cochambrosa casa baja de Puente de Vallecas que ocuparon hace cinco años. El Ayuntamiento ha ordenado el desalojo porque la finca, sin retrete ni agua corriente, está ruinosa. Hace pocos días les llegó una orden municipal de hacer las maletas. Pero, dedicados a la venta ambulante o en paro, ven que no tienen adónde ir y han decidido resistir mientras no les ofrezcan algún alojamiento alternativo.Todos son familia. María Cruz Murillo, de 37 años, vendedora ambulante separada de su marido, vive, con sus, cuatro hijos, entre los 18 y los 6 años. Con ella comparten el habitáculo su hermana Evarista, con una pensión de invalidez por problemas psíquicos; el marido de ésta; su sobrino José Luis; su esposa, embarazada, y el hijo de ambos.

Hace un lustro llegaron a este inmueble, que llevaba años abandonado, desde la muerte de su propietaria, una mujer soltera.

El Ayuntamiento abrió en 1991 un expediente de ruina de la vivienda: una parte del techo está totalmente hundida y afecta al resto del inmueble. En otras dos revisiones posteriores, los técnicos comprobaron que el estado de la finca empeoraba y plantearon a la junta de distrito el desalojo urgente.

Fernando Macías, responsable del departamento de Protección a la Edificación, explica: "Lo primero es desalojar la casa para evitar riesgos, después instaremos a la propiedad a arreglar o si no reformaremos nosotros por acción sustitutoria". "Pero, dado el estado de la construcción, la única alternativa es derribarla", añade.

La Federación de Asociaciones de Vecinos cree que "el Ayuntamiento no se puede limitar a demoler la casa sin dar una opción a estas familias. Antes había un parque municipal de viviendas para estos casos de urgente necesidad, pero esos pisos son los que han salido a precio tasado para quienes ganan hasta medio millón de pesetas mensuales".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En