La Guardia Civil busca al hombre que mató a un anciano en Ciempozuelos

El anciano Miguel Alarcos Mínguez, de 72 años, murió el pasado día 3 asesinado de un golpe en la cabeza, según informaron ayer fuentes de la Guardia Civil. Pocos días antes había sacado del banco 1.300.000 pesetas. Con ese dinero lo encontraron uno de sus hijos y los agentes en un corral de Ciempozuelos (10.500 habitantes), enterrado en un pozo. Su asesino le golpeó la cabeza, desechó el millón de pesetas que llevaba encima y huyó por la misma puerta destartalada por la que había entrado, según informaron los funcionarios de la Guardia Civil a los vecinos del corral. El viejo no hablaba apenas...

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El anciano Miguel Alarcos Mínguez, de 72 años, murió el pasado día 3 asesinado de un golpe en la cabeza, según informaron ayer fuentes de la Guardia Civil. Pocos días antes había sacado del banco 1.300.000 pesetas. Con ese dinero lo encontraron uno de sus hijos y los agentes en un corral de Ciempozuelos (10.500 habitantes), enterrado en un pozo. Su asesino le golpeó la cabeza, desechó el millón de pesetas que llevaba encima y huyó por la misma puerta destartalada por la que había entrado, según informaron los funcionarios de la Guardia Civil a los vecinos del corral. El viejo no hablaba apenas con éstos.

Miguel Alarcos, agricultor en activo hasta hace varios años, se limitaba a pedirles algún azadón a las amas de casa cuando quería remover la tierra de la nave. Pero en los últimos meses apenas podía moverse. Andaba con muletas y cada 20 metros tenía que pararse a descansar.Ninguna de las vecinas conocía siquiera su nombre, ni su profesión, ni sus afinidades. "En los últimos días", comentaba ayer una de ellas, "casi no se le entendía lo que hablaba. Habría tenido alguna enfermedad, porque llegaba a casa pidiendo cualquier herramienta y no le entendíamos. Lo único que sabemos es que se llevaba muy mal con los hijos y que días antes les había dicho que vendería la casa que tiene en Valdemoro".

El anciano vivía en Valdemoro, municipio, de 17.800 habitantes próximo a Ciempozuelos. Cada cierto tiempo, desde hace varios años, pasaba temporadas en el corral de Ciempozuelos. Allí dormía muchas noches protegido de la intemperie por una furgoneta desvencijada y por una chapa de uralita en forma de triángulo que estaba apalancada sobre una esquina.

Los vecinos le saludaban al verle pasar pero nunca trabaron una conversación que durase más de cinco minutos. Alarcos tampoco parecía un hombre de muchas palabras. Sin embargo, cuando algún vecino precisó la llave de su casa para acometer alguna obra el agricultor no opuso resistencia.

El pasado lunes 3, a las 22.30, empezaron a aparcar vehículos de la Guardia Civil de Valdemoro y de la Policía Local de Ciempozuelos frente al número 16 de la calle de Violeta. Uno de los hijos de la víctima había ido al corral para buscar al padre y se lo encontró en el pozo. Él fue quien avisó a los funcionarios.

A las doce de la noche, todos los vecinos de la calle de Violeta se apelotonaban frente a la puerta. La fachada de la finca, toda de ladrillo visto, presentaba sus ventanas, como siempre, cegadas por ladrillos.

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Billetes mojados

Los agentes tuvieron que extraer toda el agua del pozo para sacar el cuerpo. En uno de sus bolsillos llevaba mojado el fajo de billetes que retiró días antes del banco.

Las vecinas recuerdan que la mujer de la víctima vendía ropa en el mercadillo de Ciempozuelos, pero desde que falleciera la familia de Alarcos había descuidado sus relaciones con los habitantes de la localidad.

El aislamiento del anciano llegaba hasta tal punto que muy pocos hombres conocían en Valdemoro su existencia, ni siquiera que había muerto; tampoco la Policía Municipal de este municipio había oído nada del crimen ni conocía al agricultor.

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