Dimisión

Por el reportaje Porca Italia! pido su dimisión. No bastan, señor director, el pequeño editorial o las respuestas del señor De la Serna. Cuando, por ignorancia, incompetencia, soberbia o mala fe, se mete la pata insultando a un país amigo, sólo hay un responsable, y ese responsable es usted, señor Estefanía. Los errores se deben pagar. Dé usted un ejemplo con su dimisión, y no ponga el cargo a disposición, como hacen los malos políticos, ni se busque un galeote cualquiera para echarle las culpas.Dimita, señor Estefanía, dimita.

Posdata. Además, en mi opinión, los re...

Por el reportaje Porca Italia! pido su dimisión. No bastan, señor director, el pequeño editorial o las respuestas del señor De la Serna. Cuando, por ignorancia, incompetencia, soberbia o mala fe, se mete la pata insultando a un país amigo, sólo hay un responsable, y ese responsable es usted, señor Estefanía. Los errores se deben pagar. Dé usted un ejemplo con su dimisión, y no ponga el cargo a disposición, como hacen los malos políticos, ni se busque un galeote cualquiera para echarle las culpas.Dimita, señor Estefanía, dimita.

Posdata. Además, en mi opinión, los reportajes publicados por el señor Ayuso y el señor Carrión son impropios de la categoría de EL PAÍS. Han tratado muy por encima, en las actuales circunstancias de Italia, los referendos del día 18 de abril, con un 86% de los italianos votando (que en España nos soñamos) y con cambios fundamentales en la vida política; han pasado, sin casi darle importancia, de la lega nord, que es un fenómeno político y social importantísimo; han dado la sensación de que a los italianos no les importa lo que está pasando, cuando desde las elecciones de abril del 92 no se habla de otra cosa a nivel de la calle, en los periódicos y en debates en televisión, donde se pregunta sin contemplaciones, y si el entrevistado no responde adecuadamente, se vuelve a preguntar, no como en España con Felipe González.¡Ah!, la próxima vez que entrevisten a don Luciano Benetton pregúntenle sobre su declaración de ingresos en 1991, que obligatoriamente presentó en el Senado: declaró 700 millones de liras (en ese momento, unos 56 millones de pesetas), que para la quinta fortuna de Italia parece más bien escaso.

Lo de moralizar a los demás ocultando ingresos y pagando menos impuestos está un poco feo.