La CE exigirá a las inmobiliarias que informen sobre cuanta energía consumen las casas

¿Por qué al comprar un coche se pregunta cuánto consume y no se hace la misma pregunta cuando se adquiere una casa? La CE quiere romper esta inercia. Está preparando una normativa para que dentro de cuatro años las inmobiliarias tengan que informar al consumidor sobre cuánto se va a gastar en una vivienda para no helarse de frío o asarse de calor. Esta certificación energética supone un nuevo acicate a la arquitectura bioclimática, ésa que trata de rentabilizar el diseño de los edificios para conseguir un menor consumo de energía y que en España han adoptado apenas cien casas.

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¿Por qué al comprar un coche se pregunta cuánto consume y no se hace la misma pregunta cuando se adquiere una casa? La CE quiere romper esta inercia. Está preparando una normativa para que dentro de cuatro años las inmobiliarias tengan que informar al consumidor sobre cuánto se va a gastar en una vivienda para no helarse de frío o asarse de calor. Esta certificación energética supone un nuevo acicate a la arquitectura bioclimática, ésa que trata de rentabilizar el diseño de los edificios para conseguir un menor consumo de energía y que en España han adoptado apenas cien casas.

"Es una cuestión de sentido común que retorna muchos elementos de la arquitectura popular", señala María del Rosario Heras, investigadora experta en este tema, que trabaja para el Centro de Investigaciones de Energía, Medio Ambiente y Tecnología (Ciemat). "Lo que es una barbaridad es que haya caseríos en Almería. Y los hay".Carlos Municio, responsable del estudio sobre la arquitectura bioclimática de la Asociación Ecologista para la Defensa de la Naturaleza (Aedenat), subraya que "la ' s viviendas de España presentan una construcción inadecuada y unas características de confort muy bajas por el ambiente de alta especulación en que se han construido". Calcula que sólo un 6% de los 13 millones de viviendas que existen en España cuenta con paredes convenientemente aisladas que cumplen la normativa de 1979 sobre condiciones térmicas. Cataluña es la comunidad donde más se ha avanzado. De hecho, entre las escuelas de arquitectura, la de Vallès, de la Politécnica de Barcelona, es la que más ha abordado estos asuntos.

"La arquitectura bioclimática", sigue Heras, "se basa en construir racionalmente para aprovechar las condiciones ambientales del entorno; desde la energía solar a la temperatura exterior y la dirección predominante de viento". En España, aún está muy verde que los arquitectos tengan en cuenta estas cosas.

68% de ahorro

Para Heras, el problema es un círculo vicioso, porque a los promotores les sale más caro este acondicionamiento bioclimático, y después el usuario no valora el desembolso. El Ciemat ha comprobado que en España una construcción bioclimática medianamente bien hecha supone un ahorro del consumo de energía de un 68%, como mínimo.

La certificación energética que está promoviendo la CE ya existe en Dinamarca. De cara a su implantación, la CE financia ahora la monitorización de edificios para ver cómo se comportan -medir lo que pasa dentro y fuera- Entre los últimos edificios evaluados están las 20 viviendas de protección oficial construidas en 1986 en Aguilar de Campoo (Palencia), cuyo principal problema es lo pésimo de los acabados. "A veces, por ahorrarse cuatro pesetas", señala Heras, "el constructor se carga todo". Un edificio bioclimático sufre un encarecimiento del 10% al 16%.

Miguel Ángel Postigo, que vive en uno de esos pisos de Aguilar desde hace cinco años, resume: "Eso de que estas casas eran solares es un engaño". Y cuenta: "Aquí tenemos que poner la calefacción como en cualquier otra casa del pueblo.

Ahora nosot ros hemos cambiado lo eléctrico por carbón. Los acabados son malísimos, aquí las juntas no están recogidas".

En el otro extremo, suele ponerse como modelo de arquitectura bioclimática en el ámbito mediterráneo el edificio de Los Molinos, en Crevillente (Alicante), propiedad de la Fundación Caja de Ahorros del Mediterráneo. El director del centro, Rafael Pedauyé, explica que el edificio, construido en 1984, es autosuficiente: "No gastamos nada ni para calefacción ni para refrigeración. Y aquí tenemos una temperatura ambiente durante todo el año de unos 20º; cuando fuera hace en invierno entre 5º y 7º; y en verano, entre 35º y 40º".

Como mínimo, cualquier comprador de una casa debiera fijarse en la orientación, en si tiene dobles ventanas (este detalle puede suponer un ahorro de calefacción de hasta el 30%), en el material de construcción y distribución de los huecos, y en el tipo de paredes.

Entre los proyectos más ambiciosos que ahora se están terminando figura el de Mendillorri (a las afueras de Pamplona), donde una nueva urbanización acoge un bloque de 64 viviendas pensadas con sentido bioclimático. Es un edificio alargado y poco profundo, con grandes cristaleras mirando al sur y pequeñas ventanas en la fachada norte. Se prevé un ahorro del 73% en calefacción.

El arquitecto de este bloque de Mendillorri, Pachi Alcalde, de 54 años, explica que cuando él estudió en Madrid, sí se daba mucha importancia a la orientación de los edificios. "Después las escuelas lo han ido abandonando, por la sencilla razón de que la normativa sobre condiciones térmicas de los edificios tampoco lo tiene en cuenta. Ahora se ponen las mismas cristaleras mirando al norte que al sur. Absurdo".

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