Las instituciones prometen una vez más desmontar las chabolas de Peñagrande

Ningún chabolista del poblado magrebí de Peñagrande, en Fuencarral, ha conseguido un aval oficial para alquilar una vivienda, pese a las promesas efectuadas el pasado verano por la Delegación de Gobierno y la Comunidad. Representantes de estas administraciones y del Ayuntamiento de Madrid se reunieron ayer con entidades sociales y asociaciones de inmigrantes y vecinos para empezar a dar soluciones al problema. Todos temen que este asentamiento, donde un millar de marroquíes malviven en unos 200 chamizos, se convierta en un gueto.

Los objetivos están claros: erradicar el poblado y, mient...

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Ningún chabolista del poblado magrebí de Peñagrande, en Fuencarral, ha conseguido un aval oficial para alquilar una vivienda, pese a las promesas efectuadas el pasado verano por la Delegación de Gobierno y la Comunidad. Representantes de estas administraciones y del Ayuntamiento de Madrid se reunieron ayer con entidades sociales y asociaciones de inmigrantes y vecinos para empezar a dar soluciones al problema. Todos temen que este asentamiento, donde un millar de marroquíes malviven en unos 200 chamizos, se convierta en un gueto.

Los objetivos están claros: erradicar el poblado y, mientras tanto, mejorar las condiciones de vida de sus habitantes instalando prefabricados, letrinas o colectores de basura. Pero no se habló de plazos ni de presupuestos.Representantes de las administraciones estatal, autonómica y municipal; de los inmigrantes; de las organizaciones no gubernamentales y de los vecinos de la zona trabajarán juntos a partir de ahora para buscar una solución al asentamiento.

Todos ellos han aceptado el plan propuesto por la Consejería de Integración Social de la Comunidad, que hace hincapié en el tantas veces anunciado programa de avales oficiales de vivienda. Su finalidad es mediar para que los caseros alquilen sus pisos a estos inmigrantes chabolistas.

Pero cada una de las partes implicadas en la búsqueda de una solución hace su apostilla particular. Los vecinos de los chalés que rodean al poblado apremian para que éste se desmantele cuanto antes. Los inmigrantes piden que en la mesa de trabajo haya una representación de los chabolistas. Y el Ayuntamiento de Madrid se niega a presidir la comisión y deja el testigo al delegado del Gobierno, Miguel Solans.

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