Un jubilado mata de dos tiros al presidente de la Audiencia de Ávila en represalia por una sentencia

Antonio Pérez, de 61 años, mató de dos balazos en la cabeza al juez Juan Agustín Moro en 1993 cuando este salía del trabajo. El hombre le culpaba de haber arruinado su vida "tras expropiarle tres fincas"

"Ese hombre arruinó mi vida". Esta es la única explicación que ha dado por el momento Antonio Pérez Varona, un jubilado de 61 años que en la tarde del 26 de febrero de 1993 asesinó de dos disparos en la cabeza al presidente de la Audiencia Provincial de Ávila, Juan Agustín Moro Benito, de 41 años. El presunto homicida actuó así como venganza por una resolución que dictó el magistrado contra él cuando aquel ejercía su cargo, años atrás, en la Audiencia de Palencia, según fuentes policiales, que no precisaron los motivos del juicio. Pérez Varona fue detenido en Valladolid dos horas después del crimen.

Antonio Pérez, jubilado de 61 años, es conducido esposado por la Policía tras asesinar de dos disparos en la cabeza al magistrado Juan Agustín Moro Benito, en febrero de 1993.SANTOS CIRILO

Sobre las cuatro de la tarde, el presidente de la audiencia caminaba por la céntrica calle de la Madre Soledad, muy cerca de la Delegación Provincial de Hacienda. Acababa de abandonar su despacho, situado a unos 50 metros. Un Seat Ibiza de color rojo, matrícula VA-8681-M, se detuvo a su altura Sin mediar palabra, el conductor del vehículo se encaró una escopeta Franchi del calibre 12 y efectuó dos disparos que alcanzaron de lleno al magistrado en la cabeza, causándole la muerte en el acto. El homicida arrancó de nuevo, aunque unos metros más allá se detuvo junto a Rafael Jimeno Fernán...

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Sobre las cuatro de la tarde, el presidente de la audiencia caminaba por la céntrica calle de la Madre Soledad, muy cerca de la Delegación Provincial de Hacienda. Acababa de abandonar su despacho, situado a unos 50 metros. Un Seat Ibiza de color rojo, matrícula VA-8681-M, se detuvo a su altura Sin mediar palabra, el conductor del vehículo se encaró una escopeta Franchi del calibre 12 y efectuó dos disparos que alcanzaron de lleno al magistrado en la cabeza, causándole la muerte en el acto. El homicida arrancó de nuevo, aunque unos metros más allá se detuvo junto a Rafael Jimeno Fernández, vigilante de la ORA, al que le dijo: "Ya puedes llamar a la policía, que me lo he cargao". A continuación, el agresor huyó. El padre Luis, sacerdote carmelita, acudió a ver lo que sucedía, alertado por los disparos, y dio la extremaunción al fallecido.

La policía y la Guardia Civil montaron una operación Para capturar al homicida, tras conocer la identidad de este mediante la matrícula del automóvil, que fue anotada por varios transeúntes, según el delegado del Gobierno en Castilla y León, Arsenio Lope Huerta.

Hombre "conflictivo"

El comisario jefe de Palencia, que conoce a Pérez Varona por ser un hombre "conflictivo", sospechó que podría dirigirse a Valladolid, por lo que los agentes establecieron un control en el polígono de Arturo Eyries, a la entrada de la capital castellana. El sospechoso fue capturado sin que opusiera resistencia, aunque conservaba un cartucho en la escopeta.

La policía aseguró que Pérez Varona carecía de antecedentes penales. Natural del pueblo palentino de Palenzuela, donde posee un club de alterne, estaba jubilado por invalidez

"El presunto asesino tenía muy planificada su acción", dijo horas después del suceso el gobernador de Ávila, Carlos Vacas Belda, que, sin embargo, no pudo precisar los motivos concretos de la acción. Hay algunos indicios de que el juez Moro pudo dictar contra él una sentencia de tipo laboral durante los dos años que ejerció en Palencia.

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Fuentes policiales aseguran que Pérez Varona carecía de antecedentes penales. Natural del pueblo palentino de Palenzuela, donde posee un club de alterne, estaba jubilado por invalidez. Es padre de varios hijos y muy aficionado a la caza.

El presidente de la audiencia era natural de Cubo de Don Sancho (Salamanca), donde uno de sus hermanos ocupa la alcaldía. El gobernador de Ávila, que dijo ser "gran amigo" del fallecido, declaró que el magistrado no llevaba habitualmente ningún tipo de escolta. "Tampoco la había pedido nunca" durante los tres años que llevaba al frente de la Audiencia de Ávila "porque nunca estuvo amenazado", según Vacas.

El padre Luis, sacerdote carmelita, señala el lugar donde dio la extremaunción al magistrado Juan Agustín Moro Benito, en la tarde del 26 de febrero de 1993.SANTOS CIRILO

Pérez Varona, del que se sabe que estuvo casado y posteriormente ha mantenido relaciones amorosas con varias mujeres, es muy conocido por la policía de Palencia debido a que solía agredir a sus compañeras sentimentales. Había solicitado tiempo atrás una pensión de invalidez y se baraja la hipótesis de que el juez Moro se la denegase cuando estuvo al frente del Juzgado de lo Social en la capital palentina.

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El asesinato del juez Juan Agustín Moro Benito ha causado consternación y sorpresa en la judicatura palentina, de la que formó parte durante cuatro años como magistrado de la Audiencia Provincial. Jueces, fiscales y abogados palentinos han coincidido en considerar al fallecido como "un juez excelente, estudioso, muy flexible y ponderado en su actuación profesional". También han destacado sus grandes dotes personales de hombre "campechano y sumamente afable". Ayer recordaban su gran afición al piano, que le llevaba a actuar espontáneamente en un conocido piano-bar de la capital palentina.

Anoche se instaló en la Audiencia de Ávila la capilla ardiente con los restos mortales de la víctima, que será enterrada a las cinco de la tarde en Cubo de Don Sancho. Mientras, el supuesto asesino estaba siendo interrogado en la Jefatura Superior de Policía de Valladolid.

Eduardo Díaz Sánchez, comisario de policía de Ávila, no pudo precisar si el homicida será trasladado hoy a esta capital, donde el Juzgado de Instrucción número 4 tramita las diligencias para el esclarecimiento del crimen.

El 5 de noviembre de 1993, la Audiencia Provincial de Ávila condenó a Pérez Varona a la pena de 20 años de reclusión menor. No obstante, según indicaba la sentencia, la cárcel será sustituida "por el internamiento del procesado en un establecimiento, destinado a su curación" al apreciar "trastornos paranoides".

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