El misterio de la "matanza de Navidad"

El silencio encubre la persecución de la tribu nuba por parte del Gobierno de Sudán

A pesar de las restricciones gubernamentales, los defensores de los derechos humanos están tratando de armar el rompecabezas de Sudán. Nuevas denuncias de violencia oficial contra los nuba en las remotas montañas centrales proyectan un cuadro alarmante.Las últimas informaciones llegadas a Jartum hablan de una matanza perpetrada por el Ejército sudanés en el campo de Heibal, uno de los muchos "campamentos de paz" donde el Gobier no islámico ha concentrado a los nuba para controlar a una población no árabe a la que acusa de ayudar a los rebeldes del predominantemente cristiano Ejército Popul...

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A pesar de las restricciones gubernamentales, los defensores de los derechos humanos están tratando de armar el rompecabezas de Sudán. Nuevas denuncias de violencia oficial contra los nuba en las remotas montañas centrales proyectan un cuadro alarmante.Las últimas informaciones llegadas a Jartum hablan de una matanza perpetrada por el Ejército sudanés en el campo de Heibal, uno de los muchos "campamentos de paz" donde el Gobier no islámico ha concentrado a los nuba para controlar a una población no árabe a la que acusa de ayudar a los rebeldes del predominantemente cristiano Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA). Uno de los informes de la supuesta matanza señala que unos 30 y 40 nubas fueron abatidos a tiros cuando trataban de resistirse a su traslado a otro campamento. Hay rumores de que la cifra es mayor.

No hay pruebas concretas de la matanza. El régimen militar insiste en que esos informes son piezas de una conjura occidental para sabotear el ambicioso experimento islámico en África.

La conclusión que flota sobre el reducido circuito diplomático de Jartum es borrosa, pero sugiere que algo siniestro ocurrió no hace mucho en el sur de la provincia de Kordofán. Funcionarios de organismos internacionales dicen haber recibido informes fragmentarios pero no necesariamente contradictorios: casi todos mencionan un asalto del Ejército contra un campamento, nuba cerca de Kadugli hacia finales de diciembre. En Jartum se habla entre susurros de "la matanza de Navidad". "Nadie dice haber visto una tumba. Ciertamente, es el tipo de cosas que la gente prefiere no discutir por razones obvias", agregó un técnico de Naciones Unidas. Lo más probable es que nunca se llegue a saber exactamente qué es lo que sucedió en el campo de Heibal.

El Gobierno, empantanado en una década de guerra civil, afirma que en Sudán se respetan celosamente los derechos humanos como manda la sharia, o ley islámica. Una verificación independiente de esto es hoy imposible. El acceso de extranjeros a las montañas de Kordofán fue suspendido en agosto de 1992 y, por su parte, los sudaneses han aprendido a ser extremadamente cuidadosos. Saben cuán peligrosa puede resultar la indiscreción, porque la policía de Jartum está en todas partes.

El Gobierno del general Omar al Bashir admite indirectamente que en Sudán hay unos 40 presos políticos. Los organismos defensores de los derechos humanos insisten en que son al menos 150 y que la tortura en cárceles secretas en las afueras de Jartum es una práctica frecuente.

La organización humanitaria británica Africa Watch dijo el año pasado que "la retórica del Gobierno está en flagrante contradicción con el hecho de que existen graves violaciones de los derechos humanos".

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Africa Watch y Amnistía Internacional han comenzado a comparar el desplazamiento forzoso de cientos de miles de nuba con la práctica de limpieza étnica en la ex Yugoslavia. Millares de civiles, en su mayoría gente que huyó de la guerra, la sequía y el hambre en el Sur, han sido prácticamente abandonados en el desierto, lejos de mercados y fuentes de trabajo.

Separación de familias

Africa Watch denunció en septiembre pasado que a los nuba, que llegan al millón de personas, se les estaba obligando a abandonar sus tierras. Ese informe dio detalles de un plan, hoy aparentemente en avanzado estado de ejecución, para realojarlos en zonas dispersas. Fuentes en Jartum corroboran que el proyecto implica la separación de hombres y mujeres. Según el plan, los hombres serán enviados a trabajar en grandes granjas comerciales, mientras que las mujeres y los niños servirán a las familias árabes, mayoritarias en el norte y el centro del país.Según Africa Watch, más de 40.000 nuba han sido ya trasladados en camiones con escolta militar desde sus poblaciones en las montañas a diversos campamentos situados en Kordofán. El territorio de los nuba se convirtió en zona de guerra cuando fuerzas del SPLA penetraron en las montañas durante su ofensiva de 1987. El Ejército recapturó posiciones el año pasado y, sospechoso de la lealtad de los nuba, emprendió una implacable campaña de represión. Los organismos internacionales señalan nuevos desplazamientos de los nuba desde Kadugli hacia campos fuertemente custodiados cerca de Dilling, Nahud, El Obeid, Rashad y las colinas Moro.

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