El disgusto de Rocard

¿Qué propone Rocard? ¿Una futura coalición electoral en la que socialistas, ecologistas y centristas mantengan sus propias señas de identidad? ¿Un partido demócrata como el norteamericano? El ex primer ministro y candidato socialista a la sucesión de Mitterrand no tiene respuestas definitivas a esas preguntas, según reconocían ayer sus colaboradores. Tan sólo ha querido trazar una perspectiva para el porvenir y dejar constancia de que a él no le gusta nada el actual Partido Socialista (PS).

El discurso de Rocard en Montlouis ha despertado tal esperanza entre numerosos dirigentes y m...

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¿Qué propone Rocard? ¿Una futura coalición electoral en la que socialistas, ecologistas y centristas mantengan sus propias señas de identidad? ¿Un partido demócrata como el norteamericano? El ex primer ministro y candidato socialista a la sucesión de Mitterrand no tiene respuestas definitivas a esas preguntas, según reconocían ayer sus colaboradores. Tan sólo ha querido trazar una perspectiva para el porvenir y dejar constancia de que a él no le gusta nada el actual Partido Socialista (PS).

El discurso de Rocard en Montlouis ha despertado tal esperanza entre numerosos dirigentes y militantes del PS que hasta el propio Laurent Fabius, que en un principio lo rechazó de plano, ha moderado su actitud. Los veteranos Lionel Jospin, Jean Poperen y Pierre Mauroy dan una especie de "luz ámbar". "Rocard", dice Mauroy, "ha hecho bien en esbozar desde hoy el futuro de una reunificación de la izquierda en toda su diversidad".

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Uno de los más populares compañeros de viaje del PS, Bernard Kouchner, ministro de Sanidad y Acción Humanitaria, está entusiasmado. "El lúcido y valiente big bang de Rocard, mi querido iconoclasta, es una perspectiva apasionante", afirma. En cambio, los ecologistas Brice Lalonde, Antoine Waechter y Harlem Desir felicitan a Rocard por entonar la oración fúnebre del socialismo, pero añaden que la recomposición de las fuerzas progresistas debe hacerse en tomo al movimiento verde.

Rocard sabe que sus ideas no van a materializarse en lo inmediato y desea que el PS las examine en un congreso extraordinario el próximo julio. Entretanto ha querido enviar el siguiente mensaje: votar por el PS en marzo ya no es votar por Mitterrand, Fabius y Bérégovoy, sino hacerlo por la "ruptura" y el "renacimiento" que él propugna.

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