Cartas al director

Nefasto plan para Bosnia

El objeto de la presente es manifestar la satisfacción de los huérfanos y ex niños de la guerra españoles residentes en Francia por la serie de loables iniciativas humanitarias que han sido emprendidas por España cerca de los niños de la ex Yugoslavia para apartarlos de los horrores de la guerra civil que reina en los Balcanes.No dudamos que los organismos españoles que financian la estancia de estos niños en España tendrán a bien asumir sus responsabilidades en la eventualidad de que dicha guerra civil se alargue, y que las disposiciones oportunas han sido tomadas para hacerse carg...

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El objeto de la presente es manifestar la satisfacción de los huérfanos y ex niños de la guerra españoles residentes en Francia por la serie de loables iniciativas humanitarias que han sido emprendidas por España cerca de los niños de la ex Yugoslavia para apartarlos de los horrores de la guerra civil que reina en los Balcanes.No dudamos que los organismos españoles que financian la estancia de estos niños en España tendrán a bien asumir sus responsabilidades en la eventualidad de que dicha guerra civil se alargue, y que las disposiciones oportunas han sido tomadas para hacerse cargo de los niños hasta su mayoría de edad en el caso de que se queden huérfanos o de que las autoridades de sus países de origen no estén en condiciones de recuperarlos cuando se terminen las hostilidades.

En los años 1937 y 1938, cuando los niños de la guerra españoles fuimos, por los mismos motivos, evacuados de la Península hacia el extranjero, al cruzar la frontera se nos decía: "No lloréis, pequeños. Volveréis pronto". El pensamiento general era que nuestro alejamiento de España duraría sólo unos meses. La realidad fue muy distinta, no pudiéndonos imaginar entonces que dicho alejamiento, para la mayor parte de nosotros, se transformaría en un destierro definitivo. Al declararse la II Guerra Mundial, los primeros días del mes de septiembre de 1939, y posteriormente, en mayo-junio del año 1940, vimos llegar a miles de niños franceses, tanto del norte como del noreste como de París, para refugiarse en el sur de Francia. En las escuelas y colegios estuvimos codo a codo con estos chicos, compartiendo los mismos pupitres, así como, en los años más difíciles de la guerra, compartimos las vicisitudes y calamidades que la falta de imaginación de algunos hombres nos habían impuesto.

Desde entonces, y ha transcurrido más de medio siglo, continúa existiendo entre los que hemos sobrevivido una indefectible amistad. La inserción en la sociedad francesa de miles de niños desarraigados y desamparados, fuesen

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franceses o españoles, no fue nada fácil, hubieron imperfecciones. No obstante, seríamos ingratos si silenciásemos por nuestra parte la actitud generosa y afectuosa de las familias francesas y personas que, a pesar del estilo de guerra, de las -persecuciones de la Administración de Vichy y del ocupante alemán-tuvieron a bien acoger, por su cuenta y riesgo a los niños de la guerra españoles.- Presidente de la Association des Orphelinset ex Enfants Victimes de la Guerre Civile Espagnole 1936-39, Résidant en France.

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