Peligra la venta de la casa de alta costura Yves Saint-Laurent a Elf-Sanofi

Las elecciones legislativas del 21 y 28 de marzo próximos podrían dejar en agua de borrajas la venta de la marca de alta costura Yves Saint-Laurent (YSL) a Elf-Sanofi. En 1986, cuando la derecha acabó, momentáneamente, con la mayoría socialista y se hizo con el Gobierno, se apresuró a destituir al presidente-director general de Elf-Aquitaine, empresa petrolífera paraestatal que controla el 100% de Sanori, una filial farmacéutica con una división dedicada a la perfumería. Loik le Floch-Prigent, el presidente-director general destituido, volvió al cargo en 1988, con el retorno socialista, y ...

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Las elecciones legislativas del 21 y 28 de marzo próximos podrían dejar en agua de borrajas la venta de la marca de alta costura Yves Saint-Laurent (YSL) a Elf-Sanofi. En 1986, cuando la derecha acabó, momentáneamente, con la mayoría socialista y se hizo con el Gobierno, se apresuró a destituir al presidente-director general de Elf-Aquitaine, empresa petrolífera paraestatal que controla el 100% de Sanori, una filial farmacéutica con una división dedicada a la perfumería. Loik le Floch-Prigent, el presidente-director general destituido, volvió al cargo en 1988, con el retorno socialista, y ahora debe estar preparando de nuevo las maletas.La venta de YSL se cuestiona por diversas razones. Primera, debido a su precio, ya que las acciones han sido compradas a 860 francos cuando se cotizaban en Bolsa a 8 10 y pocos meses antes valían sólo 476 francos. Teniendo en cuenta que los productos de lujo son víctimas destacadas. de la recesión, lo sucedido con las acciones de YSL se considera fruto de una maniobra especulativa poco clara, sobre todo si se tiene en cuenta que el grupo YSL está endeudado por un total de 1.800 millones de francos (casi 40.000 millones de pesetas) y que sus gastos financieros representan un 6,6% de su cifra de negocios y condenan YSL a los números rojos. Tampoco falta quienes creen que el petróleo y la perfumería no debieran andar de la mano y que el Estado tampoco tiene por qué invertir en productos de lujo, aunque formen parte de una cierta imagen exterior de Francia.

La segunda razón por la que el nuevo presidente-director general de Elf pudiera desautorizar a Sanofi es porque, finalmente, ésta última sociedad e YSL, que sólo podrán. concretar su matrimonio a partir de los meses de abril y mayo, realizan un intercambio de acciones que tampoco convence. Así, si Sanofi se queda con las acciones del modisto y las de Pierre Bergé, principal socio de YSL, los dos personajes reciben a cambio el 8,1% de Sanofi. Es decir, que venden por 1.100 millones y a cambio se quedan con unas acciones cuyo valor es de 1.900, es decir, una plusvalía de 800 millones de francos (unos 17.000 millones de pesetas) conseguida en un momento en que el sector de los productos de lujo se aprieta el cinturón más que otros. Además, en concepto de royalties, Bergé e Yves SaintLaurent, recibirán cada año unos 10 millones de francos.

La tercera razón, determinante de la irritación de la derecha, es la personalidad de Pierre Bergé. Se trata de un millonario socialista, amigo personal de Mitterrand, de un hombre que se permite indignarse porque "el dinero ganado trabajando paga más impuestos que el dinero conseguido especulando".

Como es obvio, el patrón de la Sanofi, Jean-François Dehecq, defiende la operación en nombre de la coherencia estratégica" y recuerda que Sanofi ya controla Nina Ricci, Van Cleef & Arpels, Roger Gallet, Yves Rocher, Standhal y Perfums Stern. YSL domina el 10% del mercado europeo de la perfumería y el 80% de las ventas de YSL corresponden a dicho sector, quedando relegada la alta costura a la condición de mero elemento publicitario de prestigio.

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