Con la cercanía
Con la cercanía de las fiestas navideñas se apodera de la pantalla televisiva una avalancha de publicidad infantil: juguetes, muñecos, etcétera, interminable. A losPasa a la página siguiente
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anuncios no les faltan detalles, imágenes retocadas, caras de felicidad, frases cautivadoras. Y ante él, asomando a esta caja de sorpresas que idealiza los juegos, la víctima más inocente: el niño. Es el pequeño quien sufre esta cascada de bestial consumismo, y, arrastrado por ella sin saberlo, comienza a cosificar la alegría en sentimientos ma...
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Con la cercanía de las fiestas navideñas se apodera de la pantalla televisiva una avalancha de publicidad infantil: juguetes, muñecos, etcétera, interminable. A losPasa a la página siguiente
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anuncios no les faltan detalles, imágenes retocadas, caras de felicidad, frases cautivadoras. Y ante él, asomando a esta caja de sorpresas que idealiza los juegos, la víctima más inocente: el niño. Es el pequeño quien sufre esta cascada de bestial consumismo, y, arrastrado por ella sin saberlo, comienza a cosificar la alegría en sentimientos materialistas y sexistas; a pedir más, y más, y más cosas, sintiéndose cada vez "más infinitamente insatisfecho".
¿Cómo hacer para que la ilusión renazca en nuestros hijos y que la Navidad deje de ser "esa máquina que produce basuras superfluas"?-