Las fuerzas de seguridad indias expulsan de Ayodhya a los extremistas hindúes que derribaron la mezquita

Agencias
Nueva Delhi / Islamabad -

Las fuerzas de seguridad indias recuperaron ayer el control del recinto de la mezquita de Babri Masjid, en Ayodhya, en el norte de la India, y, sin disparar ni un tiro, evacuaron a los miles de integristas hindúes que el domingo asaltaron y derribaron el edificio religiosos, según fuentes militares en Nueva Delhi. Ello no impidió que la indignación de la comunidad musulmana estallase ayer de nuevo en la India, donde el balance de muertos supera ya las 400 personas. Las protestas cotra los hindúes provocaron tembién al menos 12 muertos en Pakistán.

Al menos 37 personas resultaron muertas...

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Las fuerzas de seguridad indias recuperaron ayer el control del recinto de la mezquita de Babri Masjid, en Ayodhya, en el norte de la India, y, sin disparar ni un tiro, evacuaron a los miles de integristas hindúes que el domingo asaltaron y derribaron el edificio religiosos, según fuentes militares en Nueva Delhi. Ello no impidió que la indignación de la comunidad musulmana estallase ayer de nuevo en la India, donde el balance de muertos supera ya las 400 personas. Las protestas cotra los hindúes provocaron tembién al menos 12 muertos en Pakistán.

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Al menos 37 personas resultaron muertas ayer en nuevos enfrentamientos entre musulmanes e hindúes, que, desde la destrucción de la mezquita de Ayodhya, el domingo, han provocado en este país la muerte de más de 400 personas. La huelga general convocada para hoy en toda la India por el partido pro hindú Bharatiya Janata Party, añade un nuevo factor de tensión. La incapacidad del Gobierno del primer ministro, Narasimha Rao, para proteger la mezquita de Ayodhya ha sido la causa de que algunos sectores de la oposición exigiesen su dimisión. A raíz de estas presiones, Rao reiteró ayer su compromiso de que se reconstruya la mezquita derribada, mientras unos 3.000 miembros de las fuerzas de seguridad recuperaban el control de la mezquita y expulsaban del lugar a los 50.000 extremistas hindúes que permanecían en Ayodhya.Para completar su contraofensiva, el Gobierno del Partido del Congreso (I) ordenó la detención de los dirigentes de los partidos hindúes considerados como los organizadores de la Operación que concentró este fin de semana a miles de hindúes en Ayodhya con el fin de arrasar el edificio religioso para, en su lugar, construir un templo hindú.

Las fuerzas de seguridad detuvieron, entre otros, a Krishna Advani, líder del grupo parlamentario del Bharatiya Janata en la Cámara baja del Parlamento y a Murli Manohar Joshi, secretario general del mismo grupo, que ayer denunció como falsas las acusaciones en su contra, según las cuales habrían incitado a los fanáticos a la destrucción de la mezquita y fomentado las posteriores matanzas. Además, el Gobierno ha proscrito al Consejo Mundial Hindú, organización integrista. Ashok Singhal, líder del consejo responsabilizó ayer al Gobierno del clima de violencia. "Es la continua política seudosecular del Congreso la que ha llevado el país a este estado", declaró ayer Singhal en Ayodhya al conocerse la orden de detención en su contra.

En el frente exterior, la indignación de la comunidad musulmana por la destrucción de la mezquita de Ayodhya ha vuelto a abrir las heridas que en 1947 provocó la escisión del subcontinente indio en los dos Estados indio y paquistaní. Ayer, por segundo día consecutivo, la violencia azotó el vecino estado de Pakistán, donde se había declarado un día de duelo nacional por la destrucción de la mezquita.

Airados manifestantes se echaron a la calle y atacaron una docena de templos hindúes que destruyeron a golpes de pica. Al menos 12 personas murieron y decenas resultaron heridas en los enfrentamientos que siguieron entre los participantes en las protestas y la policía paquistaní. Entre las víctimas de estos incidentes figuran seis niños de la comunidad hindú, que fueron muertos a pedradas por varios centenares de musulmanes que asaltaron un templo hindú en Loralai, en el Estado de Baluchistán, situado al oeste de Pakistán, según informaron fuentes oficiales paquistaníes. Otros cinco niños y una mujer murieron en la misma ciudad en el incendio provocado por la multitud que saqueó e incendió diversos comercios propiedad de hindúes.

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"Destruyamos la India". y "Marcharemos sobre Delhi", eran las consignas más frecuentes en las protestas registradas en las principales ciudades paquistaníes que han adquirido marcados tintes antiindios. Ante la gravedad de la situación, Pakistán solicitó ayer la celebración de una reunión urgente de la Organización de la Conferencia Islámica para discutir la destrucción de la mezquita de Ayodhya, que ha suscitado la protesta otros Gobiernos musulmanes.

El ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Amr Musa, condenó ayer la acción de los fanáticos hindúes y felicitó al Gobierno indio por su decisión de reconstruir la mezquita. Los Gobiernos de Arabia Saudí y de Jordania también se unieron a las voces de condena al calificar la destrucción de la mezquita de "crimen y agresión" contra los musulmanes.

Además, centenares de estudiantes iraníes se manifestaron ayer ante la Embajada india en Teherán para denunciar el derribo del templo musulmán "por parte de mercenarios extremistas hindúes". Los manifestantes también exigían su reconstrucción.

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